La empresa es subsidiaria de Techrrific Inc., con dirección legal en Canadá, que opera en Estados Unidos y Cuba, de forma ilegal.
La comisión de los fraudes en servicios de telecomunicaciones fueron montados a través de complejas estructuras dentro y fuera de la Isla, que causan anualmente, como promedio, pérdidas estimadas en unos seis millones de dólares.
Luego de un prolongado tiempo de investigaciones, obstaculizadas por lo sofisticado de las artimañas, Etecsa pudo develar los entresijos de este negocio ilegal y lucrativo.
Según Daniel Ramos Fernández, director de Operaciones de Seguridad de Etecsa: «Aprovechando la “inocencia” de las personas, sus necesidades económicas, la falta de valores o baja percepción del riesgo que asumen, los organizadores de la actividad ilegal los convencen para que adquieran sus servicios».
Los defraudadores, agrega el directivo, «costean el valor de la activación de las líneas y pagan cierta comisión, para que se la cedan por un determinado tiempo».
Los usuarios se ven luego implicados en la actividad fraudulenta al ser los responsables, por contrato, ante la empresa, ya que son los titulares legítimos de los servicios. De ahí que deben responder con probables afectaciones a sus servicios por violar el contrato, pagar indemnizaciones por los perjuicios causados o, incluso, verse implicados en procesos penales.
Las líneas adquiridas por estas personas son utilizadas en estructuras organizadas en el país de forma ilegal, que buscan evitar las tarifas de tráfico de voz y mensajes de texto de nuestras redes, detalló Ramos Fernández.
Las estructuras fraudulentas han sido detectadas por la Dirección de Operaciones de Seguridad de Etecsa tanto en viviendas particulares como en instituciones estatales, en estas últimas en menor medida, dijo Ramos Fernández.
El método más extendido y empleado por Cuballama, según investigaciones de Etecsa, es el que utiliza con los dispositivos llamados Simbox, introducidos en el país de forma subrepticia. Estos se emplean para un tipo de fraude que se conoce como IBF, siglas en inglés de Interconnect Bypass Fraud.
El fraude más común hoy, indicó Jorge Mario Sacre, jefe del Departamento Antifraude de Etecsa, ocurre con las llamadas internacionales entrantes y los SMS enviados al exterior del país.
Es un negocio redondo. Los SMS salientes de Cuba, por ejemplo, promedian 60 centavos de dólar. Pero un «servicio» como Cuballama permite enviar un mensaje de texto a nueve centavos, la tarifa local, lo que deja a esta empresa extranjera la diferencia, les suma nuevos clientes y paralelamente causa pérdidas de ingresos a Etecsa. El pasado octubre, Cuballama los ofreció gratis.
Cuballama explica en su web que para enviar SMS hacia Cuba y el resto del mundo, el usuario guarda su contacto, el cual tiene asignado un «número de SMS directo».
Los expertos de Etecsa confirman que ese número es una línea dentro una una Simbox.