Cuchillo de palo

Publicado el 29 noviembre 2016 por Aleon @Aleonpizarro
de César Pérez Gellida.

Título: Cuchillo de paloAutor: César Pérez GellidaEditorial: Suma de letras, 2016Páginas: 512.
Resumen oficial.
Tras ser apartado del Cuerpo, Sancho ha resuelto dedicarse al suyo entregándose a los placeres de la carne en el lugar más apartado de sí mismo que ha logrado encontrar. Pero no hay rincón donde esconderse cuando es la desventura quien persigue.
Paralelamente, Erika, Ólafur y su nuevo compañero, el arcángel redimido, Uriel, emprenden la obstinada persecución de los miembros de la infame organización criminal conocida como la Congregación de los Hombres Puros. Su objetivo no es otro que alcanzar la cúspide, pero la escalada les deparará una serie de riesgos que ni siquiera han sido capaces de evaluar.
En esta nueva entrega, Pérez Gellida nos arrastra en un vertiginoso descenso a los infiernos para mostrarnos las grietas y aristas que dibujan la cara oculta del ser humano. Cuchillo de palo se revela como la novela más retorcida y sensorial del género Gellida.
Narrativa audiovisual llevada al extremo.
Impresión personal.
Yo no soy gellidista. Yo soy sanchista. Lo siento por César pero esto es así y encima para más "inri" en esta nueva entrega de la Trilogía Refranes, Canciones y rastros de sangre, me lo ha hecho pasar fatal. Cuando una tiene en la cabeza un modelo de héroe y el héroe se te envilece, no hay nada que lo justifique, ni siquiera la impotencia, el cansancio vital o cualquier otra circunstancia adversa. Y César me ha mostrado en esta ocasión a un Sancho que no es el mio. Sólo me faltaba que se hubiera teñido el pelo y tampoco pudiera visualizar a mi pelirrojo favorito.

Puerto de Vigo

Podría haberle perdonado al autor que me mostrara la crudeza del mundo que nos rodea, ese al que nos negamos a mirar de frente porque no queremos admitir que existe y si lo admitimos somos tan cobardes que miramos a otro lado pensando que todo ese ambiente delictivo nos cae muy lejos, que resulta imposible que llegue a tocar nuestras cómodas vidas. Ver a Sancho (a mi Sancho) tan cerca de la inmundicia social, tan cómplice de la misma, tan pasivo ante tanta maldad y tan activo colaborando con ella, ha conseguido acercarme mucho más a lo que el autor con seguridad quería acercarme. Sancho es algo mio, algo nuestro y perderlo como lo perdemos en esta entrega, duele y te coloca de frente ante el dolor de tantos que viven en sus carnes el tráfico de personas, la droga, la prostitución obligada y el maltrato durante toda sus vidas de esclavos, sobre todo, esclavas. Y no sólo nos coloca a Ramiro Sancho en primera línea. No se conforma con ello. En Cuchillo de palo, el autor nos enseña lo cercano (las esclavas sexuales, los garitos donde se controla el tráfico local, los chulos mediocres que se creen reyes del mambo), pero sobre todo, nos muestra el núcleo de la tela de araña de donde parten todos los hilos de una gran red mafiosa que se extiende por todo el mundo controlada por los verdaderos hombres omnipotentes y omnipresentes, que se esconden tras unas vidas "respetables" y muy lucrativas.

Budapest

Éste último papel lo representa la Congregación de los Hombres Puros, una organización mafiosa que mueve los hilos en la sombra regulada por unas estrictas normas jerárquicas de tal modo que los miembros de la propia organización no conocen la misma en toda su extensión porque el anonimato es la base de su éxito.
A pesar de la dificultad de la trama, César es todo un experto en hilar fino sucesos que aparentemente no tienen relación y encima esta vez lo culmina con saltos temporales que te dejan "patitiesa", con ese estilo tan transparente como crudo que suele utilizar a la hora de contar historias. Diálogos inteligentes entre los personajes, entre todos ellos. Sancho irónico y sarcástico. Olaffur y Uriel, profundos, inteligentes y casi filosóficos, a veces, apocalípticos. Supongo que todos ellos son un poco el autor, un modo de pensar que nos acerca a Khimera y que nos predispone a lo peor que está por llegar. Y lo peor es que cada vez lo dudamos menos ¿no es cierto?
¿Qué más os voy a decir? Que lo leáis (después de Sarna con gusto, si no lo habéis leído aún), que no os resbale lo que cuenta aunque disfrutéis de lo negro, del ritmo y de una trama perfectamente encajada. Y qué no lo olvidéis. Mucho de lo que le ocurre a los personajes nos pasa desapercibido en cada telediario. Y no es una quimera.