Cuéntamela otra vez/XXVIII

Publicado el 25 mayo 2013 por Diezmartinez


Con En la Oscuridad: Star Trek (Star Trek into Darkness, EU, 2013), secuela del exitoso reboot Star Trek (2009), el realizador J. J. Abrams y sus guionistas Roberto Orci, Alex Kurzman y Damon Lindelof han intentado –y logrado- una suerte de carambola fílmica. Por un lado, estamos ante la inevitable continuación de la renacida saga Star Trek y, por el otro, una especie de remake/homenaje/saqueo de la segunda parte de la serie cinematográfica original, llamada en México Viaje a las Estrellas II: la Ira de Khan (Star Trek: The Wrath of Kahn, EU, 1982), dirigida por el especialista Nicholas Meyer. Como ya comenté en este mismo espacio, nunca fui un trekkie y mi conocimiento del universo de Viaje a las Estrellas es más bien limitado. Vi muchos episodios de la serie televisiva y también Viaje a las Estrellas: la Película (Wise, 1979) y La Ira de Khan, pero la primera la he olvidado por completo y de la segunda solo recordaba, vagamente, la sobreactuación de Ricardo Montalbán como el villanesco Khan del título. Sin embargo, como en la secuela-reboot aparece el susodicho maloso, ahora encarnado por Benedict Cumberbatch, me di a la tarea de volver a ver la cinta dirigida por Nicholas Meyer. Khan, de hecho, había aparecido en el episodio 22 de la primera temporada de Viaje a las Estrellas, así que La Ira de Khan resultaba una especie de secuela doble: no solo de Viaje a las Estrellas: la Película, sino de la propia serie televisiva. Montalbán interpretaba a un súper-psicópata mejorado genéticamente que, derrotado por Kirk y compañía en el susodicho episodio televisivo, regresaba 15 años después para vengarse del capitán del Enterprise, convertido para ese entonces en un venerable Almirante, con todo y algunos achaques de la vejez –la necesidad de hacer anteojos, por ejemplo. Así pues, Kirk tenía que sacar juventud de su pasado, enfrentarse a un Khan enmuinado, descubrir la existencia de un miembro de su familia y hasta sufrir por el sacrificio de un miembro crucial de la tripulación. Y todo en un solo filme que, por lo demás, no es nada del otro mundo: un episodio extendido de Viaje a las Estrellas.
-"A ver, trekkies, ¿prefieren a La Ira de Khan o a mí?"

En la Oscuridad: Star Trek, sigue en la ruta del “universo paralelo” de la primera Stark Trek, pero con varios guiños hacia la saga fílmica original: que si la presencia de cierta despampanante científica (Alice Eve) que no tiene gran cosa qué hacer en esta película –pero sí era clave en La Ira de Khan-, que si el “gran sacrificio” que tiene que afrontar un miembro del Enterprise –nomás que ahora el sacrificado es otro-, que si cierto grito legendario (“¡Khaaaaaaaaaaaaan!”) que se repite aquí pero en otras condiciones. De cualquier manera, si no se ha visto La Ira de Khan, esta nueva Star Trek resulta de todas formas muy disfrutable: Abrams es un cineasta más inventivo y dinámico que Meyer –y que los hacedores de la serie televisiva, ni se diga-, así que es capaz de entretener al respetable con varias secuencias de acción –la primera del filme, con clara influencia spielbergiana-, mientras que todos los actores aparecen muy seguros en sus respectivos papeles, versiones corregidas/mejoradas (o empeoradas, dirán los detractores) de sus contrapartes televisivas. Al final, el Enterprise inicia otra misión que durará, se supone, cinco años. La inevitable secuela llegará antes de este lustro. Y esperemos que, otra vez, de la mano de J. J. Abrams. Aunque, muy probablemente, el director de Súper 8 (2011) estará ocupado con otro reboot intergaláctico. Ya veremos.