Heredé al nacer una vivencia sombría del día de Navidad. Fue un luto heredado por la muerte un veinticuatro de diciembre, casi cuatro años antes de que yo viniese al mundo, de mi abuelo materno. Quizá por eso no tengo recuerdos durables de infancia asociados a estas fechas y sí la imagen borrosa de una melancolía también usufructuaria en mi adolescencia. Disfruté mucho luego de estos días en familia, excitado por la experiencia de ir viendo crecer a los hijos, y siempre recuerdo en este tiempo una manera de vivir la vida sin especiales alharacas, pero plenamente satisfactoria en términos de afecto. No soy de extremos —solo para los extremistas— y, aunque en mi casa ya no suele haber ninguna señal, ni de ornato ni de alimento, de fechas tan señaladas, no rechazo a quienes contribuyen a sostener el llamado «espíritu navideño». Tanto es así que he convertido en tradición escuchar desde hace unos años el Cuento de Navidad que emite tal día como hoy la Cadena SER, y que nos ha deparado piezas memorables. El año pasado escribí sobre esto. Y hoy. Ingeniosa y divertida adaptación de la historia de las aventuras de Pinocho de Carlo Collodi, escrita por Esther García Llovet, y dirigida por Ana Alonso, con la realización sonora de Roberto García, ha sido la entrega de este año de ese relato radiofónico tan bien hecho. Comencé la escucha en casa; pero me armé con un par de livianos auriculares y salí a la calle para dar un largo paseo urbano, evitando las avenidas con mayor ruido de tráfico de esta ciudad de Cáceres, y así mejor escuchar en directo la primera emisión del programa, dentro de A vivir que son dos días, hoy presentado por la siempre extraordinaria Lourdes Lancho. Ha sido un disfrute de hora y media caminar junto a esta ficción sonora desenfadada y entretenida que se separa del original de Claudio Collodi (Storia di un burattino, 1882), historia bastante cruel que luego dulcificó Disney con la película Pinocho (1940). Ni una cosa ni otra. Nueva creación sobre una base clásica. Me he acordado hoy del escritor extremeño José Antonio Cáceres, a quien yo siempre asocié en mi Facultad en la década de los ochenta a la escritura de una tesis sobre Collodi que nunca terminó. Eso creo. Él, que también escribió sobre Pavese. Tengo que preguntar a Emilia Oliva. Un disfrute, pues, este soberbio trabajo de actrices y actores como Nathalie Poza (Narradora), Ramón Barea (Geppetto) o los jovencísimos Matilde Donate (Mecha) y Marco Guerrero (Pinocho), con la colaboración especial de alguien como Verónica Forqué en el papel de una maravillosa marmota llamada Tita, que grabó a primeros de este mes, pocos días antes de su muerte. A ella han dedicado este cuento de Navidad radiofónico que recomiendo. Feliz y lluvioso día de Navidad.