Por Solange Rodríguez Pappe
(Publicado en el blog de la autora, El lugar de las desapariciones, Guayaquil, el 1 de septiembre de 2010)
Universe, autor: Zacarías Guterres (Tomado de: https://wall.alphacoders.com/big.php?i=869819)
Estoy trabajando con mis alumnos del colegio ( los enanos) el género de la Ciencia Ficción. Estas son mis primeras experimentaciones aproximándome a este tipo de Literatura y he procurado que tanto el lenguaje como la temática sean simples y les digan cosas a su edad, ya que son un público muy difícil. Sirva el blog como archivo de los “archivos futuros”, considerando que he encontrado poco material breve de Sci- Fic. Como no lo hallo, lo fabrico yo ¿Qué más me queda? Menos mal que no estamos viendo novela gótica del sigo XIX.
De los adoradores de sí mismos
En el pasado, seguramente los seres humanos imaginaban que vendría un tiempo en el que fueran capaces de dominarlo todo: controlar el clima, los terremotos y hasta su propia reproducción; por ejemplo, se creían que si desde el embarazo, una hembra sabía que su producto iba nacer horrendo o lisiado, los gobernantes no permitirían que viera la luz como sucedió en China en el 2033. Muchas cosas bárbaras de hablaron de este tiempo pintando el futuro como si se tratase un sitio al que no sería conveniente llegar porque se exigiría de la raza que fuera perfecta y ya ven… hemos llegado al siglo XXIII y no es así. Las grandes comunidades hemos sido racionales sobre ese tema del aspecto y debido a que no hemos podido tener control ni de la belleza ni de la salud le hemos heredado a los hombres su ilusión y fabricado espejos inteligentes.
Quede sentado en los archivos que estos espejos, en cuanto captan la presencia humana, acomodan su reflejo para la imagen no sea del todo infiel pero sí agradable. Así tendremos siempre mujeres bellas, hombres apuestos, damas delgadas, jovencitos altos y demás requerimientos estéticos para el éxito social de la especie. El problema radica ahora en alejarlos del espejo o en multiplicar su número, (ya lo vaticinaría en su momento el profeta argentino ciego) no lo sabemos aún. Para evitar la deserción iremos llenando poco a poco las ciudades de espejos y hasta fabricaremos lentes individuales que proyecte belleza de quien se refleje en ellos, buscando así contentar a los adoradores de sí mismos que por ahora prefieren quedarse en casa a habitar el mundo real y puedan ir poblando, otra vez los parques, las playas, los bosques…. tantos sitios ahora completamente desolados donde solamente se escucha el gruñido ocasional de algún animal hambriento y se corre el riesgo de mirar nuestra imagen turbia, verdadera, sobre la superficie de algún correntoso río.