Cuento. El perrito

Publicado el 31 mayo 2013 por Angeles
 Mientras el hombre miraba los libros, el perrito que lo acompañaba se levantó sobre las patas traseras y se apoyó en el marco del escaparate, jadeando y babeando como si en vez de librosallí hubiera filetes.Unos momentos después el hombre ató la correa del perrito a una farola y entró en la librería.-Qué perrito tan gracioso tiene usted –le dijo el librero, que había observado desde dentro la escena del escaparate.-Sí, a veces me da la sensación de que sabe leer.  Al poco rato el hombre salió de la tienda y mientras desataba la correa de la farola, el perrito saltaba y brincaba mirando ansioso la bolsa que llevaba. -Tranquilo, chico, que ahí no hay nada para ti.  Pero durante todo el camino el perrito fue haciendo cabriolas, con la lengua fuera, intentando alcanzar la bolsa que el hombre levantaba y apartaba, entre risas y regañinas. Al llegar a casa el hombre dejó los libros sobre una mesa y fue a la cocina. Mientras, el perrito se puso a dar vueltas alrededor de la mesa, mirando hacia arriba, como si estuviera ideandoalguna estrategia para alcanzar los libros. El hombre volvió de la cocina con un café y encontró al perrito en esa situación. -Pero qué te pasa, chico. Siempre igual. Anda, míralos y quédate tranquilo.Y cogió los libros y los puso en el suelo para que el perrito los pudiera observar cómodamente. Si hubiera sido otro perro quizás habría perdido el interés en seguida, al ver que aquello no era comestible ni servía para jugar. O tal vez hubiera gruñido y los habría deshecho a mordiscos. Pero este perrito acercó el hocico a los ejemplares, los miró con atención y emitió un gañido dulce y lastimero.  Entonces, con la cabeza gacha, fue a echarse delante de la chimenea, como de costumbre,junto al sillón. Y mientras el hombre leía y tomaba su café, el perrito, con la cabeza apoyada en las patas y la mirada triste, intentaba calcular, con su limitado cerebro perruno, cuántas reencarnaciones le faltaban todavía para volver a ser humano.