Por Ariana D. Aldaz
(Texto publicado originalmente por la autora en Wattpad, bajo el usuario Ayria-97, el 30 de enero de 2018, autorizado por ella para su reproducción en Ciencia ficción en Ecuador)
“Lo que pienso de ti” forma parte de una obra más extensa tal como lo anuncia Ariana Aldaz, bajo el título de Mentira perpetua.
En el perfil de la obra la autora ecuatoriana indica:
Esta historia no pretende ser por completo una historia de amor y romance. Este relato te transportará hacia los más obscuros y profundos pensamientos de aquel simpático y servicial Lorialet, sin duda, uno de los miembros más queridos y apreciados de la guardia de Eel, pero, ¿qué esconde detrás de esa sonrisa perfecta?
Miiko, la primera al mando, ha depositado toda su confianza en Leiftan, pero, ¿estará dispuesta a pagar el precio cuando sepa la verdad? Corazones destruidos y un espíritu que busca venganza, ¿podrás quedarte hasta el final de este relato?
∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞
La confianza y la lealtad eternas no son más que un deseo efímero que se encierra en una utopía cuestionable y a la vez innegable. ¿Quién soy yo para juzgar las acciones de los infieles? Quizás sólo esté inmerso en una fantasía venganza que me mantiene vivo, mi único deseo es hacer de la esperanza, un suplicio y de la sangre, el vino de mi mesa, sólo allí tendré el placer de dejar de escuchar los absurdos latidos de mi corazón.
Una vez más, me encontraba recorriendo los pasillos del Cuartel General escuchando por doquier el temor y las blasfemias de los impuros. Demás está decir que esta tarea empezaba a hacer mella en mi paciencia, sin embargo, una sonrisa y un halago eran suficientes para ocultar mi desazón; lo único que me mantenía en pie era mi más profundo deseo de verlos a todos bañados en ese tinte rojo carmesí que encantaba a mis más obscuros sentidos. Soñaba con que ese momento llegara finalmente, además, ¿quién sospecharía de mí?
–Oh, Leiftan, qué bueno que te encuentro.
Salí de mis cavilaciones y di media vuelta para encontrarme con aquella mirada azulada. «Miiko, si supieras cuánto me fastidia tu presencia, ni siquiera te atreverías a llamarme por mi nombre».
–Me sorprendería si no me estuvieras buscando –dije con una de mis mejores sonrisas– ¿Para qué me estabas buscando?
–Necesito que vayas al bosque junto a algunos miembros de la Guardia Absenta y recojas evidencia de un… –se detuvo por unos instantes– de un corcel … pesadilla.
–¿Es eso posible, Miiko? –dije con los ojos casi desorbitados.
–Creía que no. Tras esas simples palabras, me dio la espalda y se fue directamente a la Sala de Cristal. «Tienes miedo, ¿verdad?», pensé y, de manera inevitable, una sonrisa maliciosa se dibujó en mi rostro. Para mí, ella era una simple niña asustada que corría a refugiarse en cuanto podía. Ahora tenía que hacer el trabajo que a ella le costaba digerir, sin embargo, mi asombro fue real ¿Un corcel pesadilla? Hace muchos años que no veo uno, recuerdo que sólo le eran fieles a los daemons, y, cómo no obedecer a la raza más poderosa de Eldarya.
Dejé atrás mi tarea de escuchar a los desafortunados y, tras acomodar mis guantes, en señal de ansiedad, emprendí el camino hacia la gran puerta; para mí fortuna, los habitantes se limitaron a observarme y no hicieron preguntas, tal vez la noticia del corcel ya se había esparcido por todo el recinto, situación que no me sorprendía para nada.
Al llegar a la gran puerta, me encontré con un grupo de miembros de Absenta, acompañados por el jefe de guardia: Ezarel. Aunque él trate de mostrarse tranquilo, puedo sentir su miedo e impotencia, me encantaría ver el miedo en sus ojos cuando sea el momento de mostrar mi verdadera naturaleza.
Me acerqué a él.
–Buenos días, Ezarel ¿Cuál es el plan?
–No he tenido el tiempo suficiente para organizarlo todo, pero, tiempo es lo que menos tenemos. Pedí a algunos de mis hombres que prepararan los hechizos de control y una poción de obediencia, sin embargo, el corcel es lo que menos me preocupa ahora, mi verdadero temor reside en el porqué de su llegada.
–¿A qué le temes exactamente?
–Pero qué pregunta–dijo aparentemente molesto–, esas cosas suelen estar cerca de las criaturas más perversas que existen, sólo los obedecen a ellos; tal vez nos tengamos que enfrentar a la mismísima destrucción de Eldarya, ese corcel no es para nada un buen augurio. Me sorprende que estés tan tranquilo.
–Estoy tan asustado como tú, pero creo que la noticia me ha dejado en un completo estado de conmoción.
–Te entiendo, pero, por el momento, debemos actuar.
Me dio la espalda y se dirigió al grupo para dar la orden de avanzar, no sin antes, advertir del peligro al que se estaban enfrentando.
«Pero qué idiota eres, Ezarel, yo podría controlar a esa criatura con un solo pestañeo, sin embargo, será divertido ver cómo ese hermoso corcel acaba con todos uno por uno ¡Un espectáculo enriquecedor! Tal vez tenga algo de diversión el día de hoy».
Sin más, emprendimos el viaje hacia las entrañas del bosque, a pesar de estar atento a cualquier movimiento o perturbación en el ambiente, no podía sentir nada; para nosotros, los daemons, la presencia de un corcel pesadilla era demasiado evidente. Tal vez, sólo eran meras especulaciones de los aldeanos y no había tal criatura.
Tras un par de horas de búsqueda infructífera estuve a punto de dar la orden de retirada, mas, algo en el ambiente había cambiado. Se podía percibir un claro olor a azufre y mi corazón parecía quebrarse; aquella dolorosa y placentera sensación sólo podía significar que la criatura me estaba llamando. Empero, había algo más en el ambiente…
–¡Miiko!
No podía equivocarme, aquella presencia era de la Kitsune.
Aceleré el paso y más allá de la enredadera la encontré intentando controlar a ese feroz corcel de ascuas ardientes. Mi presencia sólo sirvió para aplacar todos los esfuerzos de Miiko; la criatura se alzó sobre sus patas traseras y, tras un relincho humeante, corrió hacia mí dejando a su paso las marcas de sus pisadas. Sabía que el corcel no me dañaría si daba la orden, no obstante, mis acciones levantarían sospechas de inmediato y más si tenía a varios mirando la escena, por otro lado, al no dar la orden, la criatura se abalanzaría sobre mí con toda su furia.
Lo único que escuché era la voz de Miiko gritando mi nombre.
Debía tomar una decisión…
_________