Lentamente va cayendo la tarde. Los débiles rayos del sol se van alejando de las hojas de los árboles que se mueven al compás del viento.
El sol, poco a poco se va ocultando detrás de la montaña, dando paso a que el cielo tome un color anaranjado y amarillento.
En ese instante, el cielo abre sus puertas dejando escapar los destellos de las estrellas. Algunas le hacen un guiño a la noche, mas la luna silenciosamente alumbra la noche por si alguien tiene miedo a la oscuridad.
Mientras allá abajo, en el bosque, comienzan los suspiros:
_ ¡Buenas noches!_ trinan los pájaros posados sobre las ramas de los árboles.
_ ¡Buenas noches!_ dicen los animales tumbándose en el suelo.
_ ¡Buenas noches!_ susurran los insectos ocultándose bajo las hojas secas.
Autora: María AbreuEn paz me acostaré y asimismo dormiré; porque sólo tú, Jehová, me haces vivir confiado. (Salmos 4:8)&version;