Cuentos de los Mares del Sur. Jack London

Por Mientrasleo @MientrasleoS

     "El Pyrenees, cuyo casco de hierro estaba muy húmedo por su carga de trigo, bogaba perezosamente, lo que facilitó la tarea al hombre que subía a bordo desde una pequeña canoa con flotadores. Cuando sus ojos llegaron a la altura de la borda y pudo ver la cubierta, le pareció que había una tenue neblina, casi invisible."
     Siempre me ha gustado la palabra cuento. Ya sé que ahora parece que es palabra queda reducida a los cuentos infantiles, y que los adultos, si acaso, leemos relatos. Pero yo sigo utilizando el término cuento que muchos prefieren dejar de lado como si sonara demasiado ligero, y decir a quien los escribe, cuentista. De hecho es un género que me parece complicadísimo y del que disfruto mucho. Por eso hoy traigo a mi estantería virtual, Cuentos de los Mares del Sur.

    Hacer un resumen de un libro de relatos siempre parece complicado. Se puede pasar de la enumeración a un breve apunte de cada uno, y acabar teniendo la sensación de que se ha contado demasiado. Baste entonces decir que este libro contiene ocho estupendos relatos en los que London nos habla de viajes y de naturalezas salvajes, bien por tratar de misioneros, caníbales y codiciosos, o de fuerzas de la naturaleza que pasan por fuego y, evidentemente, agua.
     Si hace apenas unos días hablaba de autores que parece que sólo conocemos por un título, hay otros a los que hemos recluido a las lecturas infantiles o juveniles y en los que no reparamos en la vida adulta. Una misma editorial es la que parece empeñada, en ambos casos, en ampliar las miras del lector y descubrirnos nuevos textos, lo cual siempre es de agradecer. Y así nos encontramos esta recopilación de relatos de un hombre cuya vida ya parece una novela en sí.
     London fue un hombre vital cuya azarosa vida estaba en un movimiento constante en busca de aventuras. Vagabundo, traficante de perlas, patrullero, periodista o eterno viajero, fue capaz de pasmar todo ello en la extensa obra que nos dejó a su muerte.
     En sus Cuentos de los Mares del Sur nos encontramos con historias cuyas aventuras no querríamos vivir, pero que se disfrutan terriblemente durante su lectura. La naturaleza de London es terrible, hay huracanes que parecen empeñadas en matar isleños subidos a árboles, aferrados a la vida que les es arrebatada por un viento que no deja nada a su paso. Se puede rezar en sus cuentos por seguir vivo ante la tragedia o por la muerte de un bebedor que parece ser odiado por todos. Si Steinbeck nos hablaba de una perla y sus consecuencias, London en La casa de Mapuchi encuentra la suya, dejándonos un desolador paisaje y la tenue esperanza de un sueño. Sus historias tienen una fuerza arrolladora que consigue que el lector se sumerja de lleno en cada cuento, con la sensación de ser testigo presencial de escenas apenas esbozadas muchas veces. No necesita un gran despliegue descriptivo, no es el único que ha pasado por esos mares y nos ha dejado sus relatos. Pero cada uno es una nueva vivencia que merece ser descubierta por el lector. Por eso es importante regresar a estos autores con una mirada adulta. Porque reducir la obra de London a literatura de aventuras es perderse gran parte de su contenido, quedarse en la superficie de lo que nos relata con esa particular crudeza que provoca que el lector no sea capaz de levantar la vista.
     Leí hace tiempo que hay autores que no se limitan a escribir libros, si no que crean lectores. Jack London es uno de esos escritores, que provoca con sus personajes, algunos de ellos realmente inolvidables, que despierte la pasión del lector por las buenas historias.
     Y vosotros, ¿sois aficionados a los cuentos o relatos?
     Gracias