Capítulo 5: En la playa. Paseando por la playa Polillita se fijó en una caña de pescar que estaba medio sumergida en el agua de la que colgaba un hilo desde su extrema hasta la arena. Al final del hilo estaba suspendido un anzuelo que tenía enganchado un bocadillo de jamón. Polillita se acercó con cuidado y vio que debajo del agua había un horrible pulpo manejando la caña y tratando de pescar algún niño gordito que picar y cogiera el bocadillo para comérselo. - ¡Sí que es raro este sitio! -pensó. Pero no pudo pensar más porque oyó unas voces de auxilio que venían de mar adentro. Cuando miró hacia donde procedían vio un gran tiburón que se dirigía hacia ella. Se asustó mucho pero el tiburón le gritaba: - ¡Auxilio! ¡Socorro! ¡Una sardina me quiere comer! Entonces apareció la sardinita con cara de pocos amigos que le propinó un mordisco en la cola que le hizo huir a todo nadar. Polillita se alejó también de allí. Se fue a dar una vuelta mar adentro y en ese instante empezó a llover.Todos los peces abrieron sus paraguas y fueron a refugiarse debajo de las piedras y las algas. Luego salió un sol tan radiante que todos cogieron la toalla y el bronceador, se pusieron las gafas de sol y nadaron hasta la playa para ponerse morenos. Mamá boquerón dio cinco conchas a su hija boqueroncita para que comprara helados en la caseta de la playa para toda la familia.Mientras tanto, el pulpo, jugaba al fútbol contra un calamar con una hermosa perla blanca como balón. Como cada pulpo tenía ocho tentáculos jugaban a fútbol sala y cada uno era un equipo completo, pero tenían un lío terrible con los tentáculos y estaban todos enzarzados: - ¡Ha sido falta! - decía el tentáculo delantero izquierdo.- ¡No, es penalti de tu tentáculo portero! - decía otro. En ese momento se acercó el cangrejo de mar que era el árbitro porque sabía seguir las jugadas corriendo para atrás y pitó el final del partido. Los mejillones y berberechos, que eran los espectadores, aplaudieron con sus conchas dando fuertes palmadas.Se estaba haciendo de noche y las estrellas de mar comenzaron a encenderse. Los peces linterna se pusieron de semáforos porque de regreso al fondo del mar había mucha caravana y los caballitos de mar eran muy locos conduciendo por las corrientes de agua. Aquella noche los calamares que eran los gendarmes del mar y llevaban montada una sirena encima ululando para abrirse paso se hartaron de ponerles multas y hacerles soplar en los caracolímetros.