Cuentos no sólo para niños
"No deploro ni un solo instante de los que he dedicado al placer. Lo hice plenamente, como deberíamos hacer todo lo que hacemos. No hubo placer que yo no experimentase; eché la perla de mi alma en una copa de vino; descendí por el sendero florido de margaritas al son de las flautas; viví de panales de miel. Pero continuar la misma vida hubiera sido un error, pero habría sido una limitación. Debía ir adelante; la otra mitad del jardín tenía también sus secretos para mí."
Los cinco relatos reunidos en este volumen exploran esa otra mitad del jardín, la del dolor, la impiedad, el cinismo, así como la belleza, la ternura y el amor en su más pura expresión, todo matizado a través de su fino sentido del humor.
Cokys llorones:
No podría hacer un resumen completo de este libro ya que se compone de cinco cuentos cortos con preciosas ilustraciones. Cuatro de ellos son extraídos del libro de cuentos El príncipe feliz y otros cuentos (1888) y el otro de el libro de cuentos Una casa de granadas (1892) del magistral autor irlandés Oscar Wilde. No me perdonaría nunca si no reseñara a uno de mis autores favoritos y que mejor que comenzando con una obra que merece mi total adoración.
La otra mitad del jardínLos cuentos son de por sí, unas historias cortas de cualquier tema, que contienen personajes tanto humanos como animales o cosas en su defecto. En nuestro caso, son cuentos efectistas, esos que dejan una enseñanza o te sorprenden con su impredecible final. En esta parte resumiré en pocas lineas los cinco cuentos de este volumen y unas pocas citas que los componen:
1. El ruiseñor y la rosa
—He aquí, sin duda, al verdadero amante —se dijo el ruiseñor—. Lo que yo canto, él lo sufre; lo que para mí es alegría, es para él dolor. Es cierto que el amor es una cosa maravillosa. Es más precioso que las esmeraldas, y más apreciado que los finos ópalos. Las perlas y las granadas no pueden comprarlo, ni tampoco está expuesto en el mercado. No puede comprarse a los mercaderes, ni se puede pesar en la balanza para el oro.
2. El príncipe feliz
—¿Quién eres? —le preguntó.—Soy el Príncipe Feliz.—¿Por qué lloras entonces? —preguntó la golondrina—; me has empapado.—Cuando vivia y un corazón humano palpitaba en mi —respondió la estatua—, ignoraba lo que eran las lágrimas, porque vivía en el Palacio de la Indolencia, donde no se permitía la entrada del dolor. Durante el día jugaba con mis compañeros en el jardín, y en las noches encabezaba el baile en el Gran Salón. Alrededor del jardín se alzaba un muro altísimo, pero nunca me preocupé por preguntar qué había más allá de él; todo lo que me rodeaba era tan hermoso. Mis cortesanos me llamaban el Príncipe Feliz, y ya lo creo que lo era feliz, si el placer es la felicidad. Así viví y así morí. Y ahora que estoy muerto me han situado aquí tan alto que puedo ver todas las fealdades y todas las miserias de mi ciudad, y aunque mi corazón esta hecho de plomo, no puedo hacer otra cosa que llorar.
3. El gigante egoísta.
Unos niños se pasaban las tardes jugando en un jardín muy hermoso, hasta que un día un gigante que era el dueño del jardín los echó de allí, porque era muy egoísta. Entonces llegó el invierno y se posó en su jardín y parece no querer irse.
Así pues construyó un gran muro y colocó un cartel:
Los intrusos serán castigados.
Era un gigante muy egoísta. Ahora los pobres niños no tenían dónde jugar. Intentaron jugar en el camino, pero el camino estaba muy polvoriento y lleno de ásperas piedras, y no les gustó. Se hicieron el hábito de merodear a lo largo del alto muro una vez terminadas sus lecciones, y conversar sobre el hermoso jardín que había al otro lado. <<Qué felices éramos ahí>> se decían unos a otros.
4. El cohete extraordinario
—¿Qué es una persona sensible? —preguntó el petardo a la candela romana.—Una persona que, porque tiene callos, siempre pisa los pies de los demás —contestó la candela romana en un bajo susurro, y el petardo casi estalló de risa.—Perdón, ¿de que te ríes? —inquirió el cohete; y no me estoy riendo.—Me río porque soy feliz —replicó el petardo.—Esa es una razón muy egoísta —dijo airado el cohete—. ¿Qué derecho tienes a ser feliz? Deberías pensar en los demás. En realidad, deberías pensar en mí. Yo siempre pienso en mí, y espero que todo el mundo haga lo mismo. Eso es lo que se llama simpatía. Es una bella virtud, y yo la poseo en alto grado. Supongamos, por ejemplo, que algo me ocurriera esta noche; ¡qué desgracia para todo el mundo! El príncipe y la princesa nunca podrían ser felices otra vez, toda su vida de casados se arruinaría; y en lo que concierne al rey, sé que no podría sobreponerse. En realidad, cuando empiezo a reflexionar sobre la importancia de mi posición, me conmuevo casi hasta las lágrimas.
5. El niño estelar
Así pues, el niño estelar se crió con los hijos del leñador, y se sentó a la misma mesa que ellos, y fue su compañero de juegos. Cada año se hacía más hermoso el niño, y por ello todos los habitantes de la aldea estaban maravillados, ya que mientras ellos eran morenos y de cabellos negros, él era delicado y blanco como el marfil labrado, y sus rizos eran como los pétalos del narciso, y sus ojos eran como violetas junto a un río de agua pura, y su cuerpo como el narciso de un campo donde no entra el segador.
● ● ●El sufrimiento convertido en belleza
Ahora me centro en la edición. Con un precioso prologo del David Chericián, el traductor del libro y unas hermosisimas ilustraciones de Giovanni Cabrera, es fácil imaginar las escenas y momentos tanto como bellos y desgarradores que hay ~y muchos si hay~ a todo detalle. Personalmente, adoro este tipo de ilustración y puedo decir que me he llevado una grata impresión. Existen más ediciones con sus cuentos que incluyen El amigo fiel, El cumpleaños de la infanta, El joven rey entre otros.
Oscar Fingal Wilde fue un hombre que, a pesar de proceder de una familia adinerada, sufrió de verdad y mucho. Su condición de dandi ~una persona elegante, refinada y en contra de la costumbres de su tiempo~ y su forma anticuada de vestir le hicieron ser reconocido más como personaje que como un célebre y dotado escritor. Autor de cuentos, poemas, obras de teatro, novelas ~El retrato de Dorian Gray~ e incluso ensayos hicieron de él una celebridad. Al llegar a Nueva York en 1881, el funcionario de la aduana le preguntó que si tenia algo que declarar, a lo que él contestó: "Nada, salvo mi genio". Un personaje en todo el sentido de la palabra.
Una persona con una gran inteligencia, importancia y elegancia como él se vió envuelto en un escándalo por homosexualidad, que en esos tiempos era algo grávisimo y por ello dio a parar en la cárcel, y además de ver arruinada su reputación. Luego de salir de la cárcel, su familia e hijos repudiándole, exiliado en un hotel de París, el 30 de noviembre de 1900, Wilde le dijo adiós a este mundo dejando una clara huella de la intolerancia de este mundo. No sin antes dejar un legado de textos hermosos y profundos, que según el mismo Borges: "Podrían haber sido escritos esta mañana". Estos cuentos en si, por su calidad, su profundidad y su enternecedora belleza son ampliamente recomendados por mí, porque Oscar Wilde es de mis autores fetiches que se ha hecho espacio en mi estantería y en mi corazón. Porque cuentistas buenos hay pocos, que siguen la línea de Handersen o Perrault, en el siglo XIX él se hizo destacar por ser un tipo anacrónico, con frases y pensamientos trascendentales, con una notable pasión por la estética y con su humor fino y su genio desbordante. Recomendado al 100% e incluso más ~le daria 10.000 cokys más~
Porque pocos son capaces de tocar con su sensibilidad lo más bellos sentimientos del alma. Como leí hoy en una imagen que describe perfectamente a Oscar: "Amado por ser único, odiado por ser diferente"● ● ●Cuentos | Oscar Wilde | Editorial Panamericana | 9789583003400| Año 2007|● ● ●PD: He dejado las imágenes de las ilustraciones ~escaneadas y editadas por mi~ con link para que les click encima para verlas mejor, es que son preciosas :3