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En el bicentenario de la muerte del Marqués de Sade, Hermida Editores publica una selección de veintidós cuentos eróticos que Sade escribió en la cárcel – fue el último de La Bastilla- o ingresado en el manicomio de Charenton, de donde salió ya muerto en 1814.
Un simulacro de envenenamiento ideado por un marido celoso, una serpiente doméstica y con poderes sobrenaturales, gascones de buen humor, mujeres divertidas y príncipes de Sodoma, fantasmas que se aparecen para dejar herencias y tesoros escondidos, intrigas cortesanas y sátiras anticlericales, libertinos desvirgadores y esposos complacientes, el olor de la flor del castaño y el esperma que Sade –ignorante de la fisiología- situaba en los riñones varoniles, un preceptor de filosofía carnal que explica en clase práctica el concepto de trilogía, un cornudo de sí mismo...
Una variada fauna moral presentada por el buen humor y la ironía de Sade en los relatos breves que conviven en este volumen con El magistrado burlado, casi una novela corta muy representativa, porque contiene las claves temáticas y estilísticas de un narrador irrepetible en una estupenda traducción de Enrique Martínez Fariñas.