¡Que os guste!
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© Joey Chou
Su abuelo fue buzo, su abuela fue buza, su padre fue buzo, y él, más modernista, fue submarinista.
Trabajaba para la Marina y era amigo de la sardina. Cuidaba los jardines del fondo del mar, y nunca comía peces para merendar.
Una noche muy noche cuando salía del agua, después de su trabajo, caía un chaparrón, y el submarinista, muy triste exclamó: - ¡Y no tengo paraguas! ¡Y llueve a cántaros! ¡Yo no aguanto la lluvia! me voy para abajo.
Y se volvió a meter en el mar, y en un blanco arrecife de coral, se durmió en los brazos de un calamar.