El cuento, como género literario, se define por ser una narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos. Durante los próximo meses voy a traer hasta el blog algunos de los relatos cortos más famosos de la historia de la literatura universal. Obras de autores como Philip K. Dick, Franz Kafka, Herman Melville, Guy de Maupassant, Julio Cortázar, Alberto Moravia, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Lovecraft, Jack London, Anton Chejov, y otros.
Continúo hoy la serie de Cuentos para la edad adulta con el titulado La lluvia de fuego, de Leopoldo Lugones (1874-1938) fue un poeta, ensayista, periodista y político argentino. Conoció a Rubén Darío, de quien se vio grandemente influenciado. En 1905 publica Los crepúsculos del jardín, obra cercana al Modernismo y recoge también las tendencias de la literatura francesa, en particular el simbolismo, estilo que se profundizaría con su celebrado Lunario sentimental publicado en 1909. Experimenta con cuentos de misterio en 1906 con su obra Las fuerzas extrañas; libro que también muestra la afición de Lugones al ocultismo y a las ideas teosóficas. Este libro junto con Cuentos fatales (1926) son considerados precursores de la narrativa breve en Argentina, que tendrá una vasta tradición a lo largo de todo el siglo XX. En 1924 recibe el Premio Nacional de Literatura y se convierte un ferviente impulsor de las tendencias fascistas que caracterizaban a parte de los militares argentinos, lo que le vale el rechazo de los círculos intelectuales porteños.La lluvia de fuego alude, con su título, al cataclismo que desencadena la desaparición de una ciudad; a través del subtítulo, "Evocación de un desencarnado de Gomorra", el lector toma conocimiento de que esa ciudad no es otra que la bíblica, que perece por designio divino a causa de su libertinaje. Antes de la narración se transcribe un párrafo de la Biblia: "Y tornaré el cielo de hierro y la tierra de cobre", Levítico, XXVI.-19. Una atmósfera de tensión alucinante envuelve la obra. El terror y el estupor que provoca el insólito suceso es sólo interrumpido durante la "última noche" de Gomorra en que la alegría y el desenfreno corren por las calles. Un solterón solitario observa, desde su lujosa mansión, que sobre la ciudad comienza a caer una espaciada lluvia de cobre incandescente. El cielo permanece azul e inmutable. Al principio, la ciudad parece desconocer el insólito suceso, pero al poco tiempo la envuelve el silencio. Los pájaros callan: es evidente la inminencia de un cataclismo. De pronto, cesa la lluvia y la ciudad se lanza al placer y la alegría con mayor gozo que el habitual...Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos.
HArendtEntrada núm. 2596elblogdeharendt@gmail.comLa verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)