Cuentos zapatistas (9): el amor y el calendario

Publicado el 30 noviembre 2011 por Javiersoriaj

“Había una vez un hombre que siempre llegaba tarde a todo. Y no era que tuviera pereza o que fuera lento, ni que el reloj le retrasara o que fuera su costumbre. Lo que ocurría era que este hombre vivía en otro tiempo antes del tiempo. No mucho, es cierto, pero siempre algo. Por ejemplo, cuando el calendario marcaba el mes de septiembre, este hombre se caminaba una madrugada de abril. Por eso su primavera nunca coincidía con la improbable de ella. La muerte, en cambio, seguía obediente el paso del tiempo e iba repartiendo ausencias según se iban cumpliendo los días y las noches de cada cual. Pero como este hombre siempre le iba detrás al tiempo, pues siempre llegaba tarde a la hora de su muerte y ya no la encontraba, porque la muerte tenía que seguir el calendario. La muerte sabía que dejaba ese pendiente, ese hombre que ya debería estar muerto y, sin embargo y debido a su retraso, seguía vivo. El hombre se cansó de vivir y de caminar, que para el caso es lo mismo, y se dio en buscar a la muerte para morirse . Así se pasan el tiempo y el destiempo. La muerte esperando que llegue el hombre para matarlo. El hombre esperando encontrar a la muerte para morirse. No hay día en el calendario para que estas dos esperas se encuentren. Tan-tan”.

¿Qué te parece? No, deja los elogios para después. Bueno, me voy. Te escribo luego, mi decadente y narizón escudero.

Don Durito de La Lacandona