Cuerpos de dolor

Por Lparmino @lparmino

Cristo Yacente, de Gregorio Fernández
Iglesia de San Miguel, Valladolid
Fotografía: Luis Fernández García - Fuente

La brutalidad y la dureza, el extremado y exagerado realismo de la escultura española del XVII pueden sorprendernos por su descarnada crudeza. Las figuras flageladas, sangrantes y doloridas de Cristo, las lágrimas desconsoladas o los llantos desgarrados de las imágenes de las Vírgenes pueden sorprendernos por la violencia de su veracidad. La imaginería española se desarrolló con un peculiar lenguaje que, sin poder abstraerse de las corrientes que circulaban por la Europa del siglo XVII, construyó un relato de gran particularidad que define a la perfección el sentir del pueblo español del setecientos.

La escultura española de los siglos XVI y XVII

Santo Domingo Penitente, 1605, Juan Martínez Montañés
Museo de BB.AA. de Sevilla. Fotografía: Anual
Fuente 

La España del XVI había culminado con éxito el proceso de unificación nacional, a la vez que expandía los límites del mundo conocido entonces, ensanchando su poder a todo un nuevo continente que se convertía en importante fuente de riquezas para la monarquía española. El esplendor del momento propició la llegada de numerosos artistas italianos que, junto con las obras escultóricas importadas, facilitaron la introducción del lenguaje del Renacimiento italiano en nuestra Península. Y fue precisamente la llegada de una nueva estética manierista, pasada la mitad de siglo, la que con sus libertades propició la adopción de las nuevas formas del arte barroco.Frente a la reforma protestante, la Iglesia católica, en el Concilio de Trento (1545 - 1563), comprendió la capacidad comunicativa del arte y, por tanto, la necesidad de controlar todo el proceso creativo con el fin de transmitir el mensaje adecuado. La Iglesia se erigió como mentora de las nuevas formas estéticas, deseando crear un arte que conmoviese la fe del espectador. Pero un arte que tenía que ser universal, no sólo concebido para el entendido, sino para todo los fieles, fuese cuál fuese su condición.

San Sebastián, 1526 - 1532, Alonso Berruguete
Museo Nacional de Escultura, Valladolid
Fotografía: Rodelar - Fuente

Los escultores españoles asimilaron a la perfección los postulados respecto al arte emanados de Trento. Desarrollaron una estatuaria de especial intensidad expresiva que, sólo con el paso del tiempo, iría atenuándose. Así, el escultor español primó la hiperrealidad de lo presentado, haciendo especial hincapié en lo más puramente teatral y dramático. El fiel, al observar la obra, debía ser consciente de la grandeza del milagro que estaba siendo representado y debía ser capaz de mostrar su admiración y gratitud ante la grandeza del acto divino. El paso procesional, tan español, se convirtió en campo por excelencia de este tipo de escultura, concebido como un gran conjunto donde todo se articula en torno a un mismo objetivo: la asimilación, más que la comprensión, de la doctrina dictada de la Iglesia Católica. Figuras como Gregorio Fernández, Montañés y otros muchos ejemplifican la grandeza de este arte.El Museo de Bellas Artes de Sevilla inaugura el 3 de mayo la exposición temporal “Cuerpos de dolor. La imagen de lo sagrado en la escultura española (1500 – 1750)”. Abierta al público hasta el próximo 16 de septiembre, la muestra plantea un discurso expositivo en torno a la evolución del arte escultórico en el periodo señalado a través de algunas de las más grandes creaciones de los mejores escultores del momento: Berruguete, Juni, Gregorio Fernández y un largo etcétera que compone la gloria de la escultura española de todos los tiempos.Luis Pérez ArmiñoCuerpos de dolor. La imagen de lo sagrado en la escultura española (1500 – 1750)Del 3 de mayo al 16 de septiembre de 2012Museo de Bellas Artes de SevillaPlaza del museo, 9, SevillaMás información en la Web