“Afrontar lo que nos toca, confiados en nuestras potencialidades, con fortaleza en el espíritu, en la mente y temple emocional; eso es tener éxito.
Mi gran esperanza es generar en cada uno de nosotros la convicción de que nada ganamos entrando en el juego que nos sumerge en un pozo de angustia y que va camino a paralizarnos en todo sentido, tanto en lo comunicacional como locomotivamente y, lo que es peor, produciendo la catalepsia de nuestros pensamientos y de nuestras emociones.
Por favor, detengámonos a pensar y no solamente a tener ideas.
Pensemos y superaremos el miedo – propio del estado de incertidumbre – que paraliza; permitámonos manejarlo, en una gimnasia permanente y creativa de esenarios posibles. El dominio de nuestras emociones, la tolerancia, la escucha activa, la flexibilidad, el respeto y la aceptación de la realidad son la llave de oro para cualquier persona, empresario o profesional. Esto le permitirá ver claro e impedirá que el futuro lo encuentre estático, mudo y autista mirándose el ombligo.
A veces me asombran mis descubrimientos, y sobre todo cuando logro aislar ciertas convenciones mentirosas que dominan la sociedad y encuentro lo que para uno es la piedra filosofal.
Creo haber hallado por primera vez – sino la piedra – al menos un fragmento.
El mundo actual, más que global es holográfico y todos estamos navegando con un destino que podrá conducirnos hacia la vorágine o hacia el horizonte del crecimiento. Pero tomemos conciencia de que quien timonea es uno mismo.
Por eso afirmo que el destino no es fatalista, sino una cuestión de actitud.
Debe tomarse conciencia del cambio de paradigma.
En el año 1994, con una visión superadora desde Microsoft, Bill Gates mediante, surgió este pronósitco: “Habrá un camino. No conectará dos puntos. Conectará todos los puntos. Su límite de velocidad será la de la luz. No se irá de aquí hasta allá. Ya no habrá allá. Todos estaremos aquí”.
Y si todos estamos aquí, aprendamos definitivamente a estar bien en este aquí.
Con una actitud de mejora constante y una disposición emocional cada vez más eficaz.
Por duras que sean las horas que tengamos que vivir, que no se esfume la esperanza, confiando en un mañana con más alegría.
Como dijo sabiamente Lanza del Vasto: “Ante la adversidad ¡Yérguete y sonríe!”.
Sonreír ayuda a superar con luz interior todas las circunstancias de nuestro vivir cotidiano. Lo que tenemos que aprender a hacer, lo aprendemos haciéndolo.
Los invito a reflexionar y a poner en práctica, sistemáticamente, la actitud empática de una persona emocionalmente cultivada, basado en reconocer y comunicar emociones.
De esta manera usted podrá apreciar y disfrutar de una cada vez mejor calidad de trabajo, lo que significa también, una mejor calidad de vida.
Reir con frecuencia y amar mucho.
Ganarse el respeto de las personas inteligentes y el amor de los niños.
Conseguir la aprobación de críticos honestos, apreciar la belleza,
darse,
dejar el mundo un poquito mejor,
con un niño más sano
y un jardín más florido.
Jugar y reir con entusiasmo.
Saber que una vida
pudo respirar más fácilmente
porque has vivido.
Eso es haber tenido éxito.”