Cuestión de Oficio | "La escritura de una novela podría volverse una coartada"

Por Aquavioleta @Aquarelas


Hace un tiempo les hablé de La reemplazante, primera novela de la escritora Fernanda García Curten, quien estuvo firmando libros en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, en el 2013. Hoy les traigo algunos comentarios de esta escritora, que he rescatado de la reciente entrevista que le hizo Sebastián Basualdo, para la revista Debate. Son breves respuestas que me parecieron interesantes para compartir con aquellos que empiezan en el oficio y, en especial, con los que quieren escribir novelas.
Fernanda García Curten es una de las nuevas voces de la narrativa argentina. Se formó como escritora en los talleres de Sylvia Iparraguirre y Abelardo Castillo. Su primer libro de cuentos La noche desde afuera recibió el 2º Premio del Fondo Nacional de las Artes. Además, es autora del libro Cuentos condenados; integra las antologías Una terraza propia, nuevas narradoras argentinas y Antología del Cuento Latinoamericano (Secretaría de Cultura de Puebla, México, 2001) y ha publicado ensayos y textos críticos en distintos medios gráficos y digitales, tanto en Argentina como en el extranjero. La reemplazante, como les comentaba al principio, es el título de su primera novela. El libro fue editado en el 2012 por el sello Bajo luna, obtuvo la mención de Casa de las Américas (Cuba, 2009) y fue recientemente distinguida con una mención especial en el Premio Nacional de Novela, otorgado por la Secretaría de Cultura de la Nación Argentina. Si cuento todo esto es para que tengan una idea de por qué rescato sus comentarios en relación a la diferencia entre escribir novela y cuento, y cómo es el trabajo de pasar de un género a otro.
En la nota publicada por la revista Debate, Sebastián Basualdo dice que La reemplazante "dialoga con obras como Bajo el volcán de Malcolm Lowry y El extranjero de Camus, es decir se inserta en una tradición literaria bien definida".
Pero cómo fue para Fernanda García Curten pasar de escribir cuentos a escribir novela:
"Una cosa era escribir cuentos y a lo sumo potenciales buenos pasajes de novela, y la otra hacer que el nuevo texto funcione como un todo que se justifique a sí mismo, y que además sea una visión del mundo. Creo que lo más difícil era convivir con aquello, algo un poco monstruoso, torpe e incompleto, pero vivo. Con un sentimiento de absoluto que iba creciendo con el tiempo, ya sin retorno, no estar segura de si eso podría alcanzar una vida legítima."

Más allá de las diferencias formales entre ambos géneros, qué le ofreció la novela que no encontraba en los cuentos:
"Con los cuentos me resulta más natural captar la idea de “totalidad”. Por extenso o complejo que sea, uno lo puede ir encauzando. Y el cuento no es habitable. Uno lee un cuento casi aguantando la respiración hasta el final y lo escribe como eso que hay que sacarse de encima. Para cierto tipo de escritor, el horizonte novelístico puede resultar muy atractivo ya que se puede habitar una novela, y quedarse a vivir allí. Esto es lo peligroso. Recuerdo siempre el sabio consejo que me daba mi maestro Abelardo Castillo, que la idea de estar escribiendo una novela no se volviera una especie de coartada, el autoengaño de que se está trabajando en algo, un virtual refugio. La novela da una falsa idea de libertad total, las paralelas se cortan en el infinito y en los mejores sueños todo podrá cerrar y encontrar el sentido. Pero las posibilidades que se abren son navajas de múltiples filos. De un cuento que falla, que no logra ser ese “temblor de agua dentro de un cristal” como decía Cortázar, puede hacerse el duelo; en cambio, si falla un proyecto de novela que se ha vuelto para su autor la absoluta e ineludible Tierra de Nunca Jamás, el resultado podría ser fatal."

A los curiosos les recomiendo leer la entrevista completa. Conocerán un poco más sobre la autora y además sobre esta maravillosa novela que, y esto es primicia, está por ver su segunda edición.