Desde muy pequeño he jugado al fútbol; con nuestras reglas, nuestras dimensiones y nuestras porterías. En mi cabeza siempre visualizaba e imaginaba situaciones del juego inverosímiles, esa era mi libertad, mi magia y mi fantasía. Nuestros entrenamientos eran los partidos que echábamos en la calle cuando no pasaban los coches o en campitos que nos hacíamos aplastando la tierra entre los olivos del pueblo. Imposible no recordar aquellas jugadas que nos salían en aquellas condiciones. Qué partidos, aún con el almuerzo en la garganta y que se hacían interminables hasta el pitido final de nuestras madres cuando nos llamaban a entrar en casa ya sin luz en el cielo, aún así nunca faltaba nuestra protesta.El tiempo y las reglas de la vida me profanaron la ilusión de ser jugador de fútbol. A la edad juvenil me di cuenta que mi físico no me daba para tal empresa, al menos en aquel fútbol de disputas en el aire, choques y porrazos. En esos campos de albero (muchos mal cuidados y con chinos) donde primaban los gritos, las entradas fuera de la mirada del árbitro, la crispación dentro y fuera del campo me hicieron dilapidar aquel idilio mío con este juego que se dibujaba en mi cabeza. Con sólo 3 años de senior colgué las botas. Triste final de un sueño pero necesario a la vez. Me dediqué de lleno a estudiar.
Aquellas vivencias me fueron suficiente para forjar un entendimiento del juego. De forma irremediable, la vieja aspiración de ser jugador la torné inmediatamente en hacerme entrenador, de ahí a que, con todo el convencimiento del mundo, me apresuré a realizar los cursos de entrenador. En 4 años me saqué el 70 horas, nivel 1, 2 y nacional en 2006. Debía adelantarme en el tiempo, ese contra el que siempre luché. Me dije, debo instruirme en todas las vertientes del fútbol para llegar a su mayor conocimiento. Hoy día, tengo la suerte de ser Entrenador nacional de fútbol-Uefa Pro, Director Deportivo (RFEF), analista táctico (RFAF), me falta un máster que, por circunstancias aún no he podido acometer pero, sin duda, cuando llegue su momento también caerá y, cómo no, agradecer a equipos como el Huévar C.F., C.D. Diez, Atlético Sanlúcar, Mairena del Aljarafe C.F., Villafranco C.F., U.D: Pilas, Sevilla F.C. y F.C. Barcelona por darme la oportunidad de llevar sus escudos y poder entrenar para ellos durante 24 temporadas.
Soy consciente que a algunos trenes de los que pasaron por mi estación, me subí, en otros no tuve el valor y de otros, me bajaron cuando era el momento justo.El futuro es incontrolable, nunca se sabe, ni siquiera el presente. Todo es volátil, efímero...pero los años me han hecho ver que si no tengo nada que me haga tilín, la aventura que empezó siendo un niño lleno de sueños, inexorablemente quedará cercana a escribir sus últimas páginas.