Cuestionarios del Confinamiento (33): Pablo Martínez Vaquero

Publicado el 08 abril 2020 por Mda

Pablo Martínez Vaquero es un periodista y artista polifacético asturiano. Se inició en el mundo de la comunicación en 1983 realizando fanzines y debutando como locutor en Radio QK. Más tarde, pasó por emisoras como Radio Asturias, Radio Vetusta y RNE.Revistas. Entre otras: El Acto, Zona Norte, Astur Rock, Astur Music, Guía del Ocio, AMAS, Oviedo Múltiple, Vivir Oviedo, Atlántica XXI... Redactor en periódicos: El Progreso Asturiano, La Nueva España, La Voz de Asturias.Televisión:  Oviedo TV y TVE (16 años ante la pantalla y detrás de ella como redactor).Libros: Leit Motiv (Cuadernos Charada, 1996), ¡Ahora! (No mañana) (Milenio, 2009) Negroscuro (Milenio, 2019).Músico del panorama ovetense de los 80. Uno de los primeros mods asturianos. Grupos: Crónicas Húmedas, Los Ritmods, Los Cómplices, Los Murciélagos (tres vinilos 89-90 para Km. 444), Les Paris Match. Un cinéfilo disco en solitario: Tal como éramos (Vudú Records, 1993). Ha acompañado en directo a Los Flechazos y Avalanch. Ha compuesto canciones para Korroskada, La Nave, Joaquín Lacalle, Butterfly y bandas sonoras para el cineasta Íñigo Botas y la productora Blaster.Otros: Miembro fundador de Teatro Independiente Trasgos (Lugones, 1982), pintura y diseño gráfico para diversos grupos y locales musicales y empresas asturianas, cómics...
-¿Cómo son tus días de confinamiento?¿A qué dedicas las horas por delante del día?No me agobio en absoluto porque hace muchos años que no me apetece hacer vida social, al margen de compromisos ineludibles, cada vez más escasos. Aparte de verme casi semanalmente con tres o cuatro amigos, nadie consigue sacarme de mi universo particular. Viví demasiados años de cara al público, a diario y creo que me lo he ganado a pulso. He tenido que ponerme al día con las videollamadas de whatsapp por pura necesidad: mis padres son mayores y dependientes, y la preocupación está ahí. La situación es compleja. Nunca había utilizado webcam fuera del trabajo, pero el confinamiento nos obliga a exprimir la tecnología de la que disponemos. Respecto a la rutina, veo películas y series con mi mujer, corrijo con calma un par de borradores de libros de buenos amigos, hago algo de diseño gráfico para otro y también intento generar carcajadas por el facebook. Es de lo poco que puedo hacer por los demás de forma pública, aunque cada vez me interesa menos la vida virtual. La parte buena está en poder reencontrarte con amistades del pasado, gente que, en la actualidad, vive muy lejos. Coincidiendo con la pandemia, contacté con uno, guitarrista, y me ha puesto las pilas. He vuelto a componer música y letras que quizá puedan definirse como poemas. Esa es la principal novedad en cuanto a mis hábitos diarios.
-¿Cómo es el lugar donde vives?
Hace más de veinte años que vivimos en un pequeño ático con una terraza muy amplia que, ironías de la vida, estaba en obras cuando se decretó el estado de alarma. La remodelación quedó a medias, aplazada, pero decidimos quitar los toldos para que entrase luz y poder tomar el sol escuchando música, charlar con los vecinos de las terrazas colindantes y los del edificio de enfrente... Aún así, paso bastante tiempo en mi cuarto de trabajo, donde tengo las guitarras, los teclados, el ordenador, decenas de archivadores con papeles e imágenes por clasificar... Pero hay espacio de sobra para los dos, porque nuestros hijos ya viven a su aire. Mantenemos una habitación para ellos o como cuarto de invitados, porque Merche la utiliza para sus hobbies y yo guardo allí mis cómics. Estamos en el centro de Oviedo y apenas tengo que caminar para ir a la farmacia o al supermercado, una o dos veces por semana y con precaución extrema.
-¿Qué es lo que más has añorado hacer en estos días y lo que menos?
Echo de menos ver a la prole y al resto de la familia, la posibilidad de decidir si me apetece salir, quedar con amigos para tomar un café o cenar y charlar viéndoles la cara... ¿Lo que menos añoro? Quizás los posibles compromisos sociales que me pudieran surgir.
-¿Crees que habrá un "antes" y un "después" tras el confinamiento?
El colapso es comprensible, aunque hace décadas que tenemos uno de los mejores sistemas de atención sanitaria del mundo, casi a la altura del nórdico o suizo, mejor que el de potencias como Estados Unidos, Inglaterra, Francia e, incluso, Alemania. ¡Ojalá mucha gente empiece a ser consciente de ello! Respecto al gravísimo revés económico, provocará más descontento social. Espero equivocarme, pero hay circunstancias que parecen prever un posible intento de "corralito", aunque hay un artículo de la Constitución que prevalece sobre el que contempla esa posibilidad. En cualquier caso, tengo claro que llevamos tiempo inmersos en una nueva era mientras se mantienen conceptos caducos como los relativos a la política, a las izquierdas y derechas. Me resultan tan anacrónicos como los del siglo XIX. Capitalistas y anticapitalistas quizás fuesen términos más definitorios, no sé. Los que vengan después, nos situarán en la Era Global, o como quieran llamarla. La invención de la imprenta y el descubrimiento de América tienen su equivalencia en internet, el gran colisionador. Con el estado de alerta mundial, la brecha se acentúa mucho, claro, pero no más que lo que significaron las grandes pestes, pandemias, anteriores a la Edad Media, la MOderna, la Contemporánea... La perspectiva histórica es esencial, tanto como ser conscientes de nuestra inconsciencia y vulnerabilidad. Creo que somos un simple peldaño, pero no los más inteligentes ni los que más han sufrido. El hito ya estaba marcado antes del coronavirus.
-¿Qué será lo primero que harás cuando acabe el confinamiento?
Hace mucho tiempo que no hago planes a medio y largo plazo; es imposible saber qué va a pasar dentro de unas horas, de unos días,... ahora bien, necesito abrazar a la familia y a mi círculo de confianza, aunque algunos viven demasiado lejos. Después, espero que nos vayamos una buena temporada al  Baixo Miño. Nada de teléfono, relojes, televisión e internet. Pero todo dependerá de si salimos bien de ésta, claro.
MANOLO D. ABAD