Tras la batalla la niebla comienza a dispersarse y los cielos a teñirse de un color más claro. La enorme polvareda que se levantó a tenor de una de las propuestas estrella de Podemos para las elecciones europeas, la Renta Básica Universal, ha comenzado a disiparse tras innumerables conflictos entre valedores y detractores de la misma, dadas las rectificaciones hechas por la propia formación política a este respecto. Poco a poco el tema ha ido desapareciendo de la agenda, aunque los ecos de su estruendoso paso por la actualidad aún retumban
Pero, ¿de dónde surge la idea de una Renta Básica Universal, o lo que es lo mismo “para todos, sea cual sea su posición y solo por el hecho de su condición de ciudadanos? Tal idea tiene su principal impulsor y valedor en Philppe Van Parijs, filósofo belga perteneciente al “Grupo de Septiembre” o “Marxistas Analíticos” , si bien él se considera un “liberal de izquierdas” y que está fantásticamente bien desarrollada en un libro relativamente breve llamado “Libertad real para todos: ¿qué puede justificar al capitalismo? (si hay algo que pueda hacerlo)” . Sin embargo, y para el propósito de un texto y su brevedad la siguiente entrevista y el monográfico de “Sin Permiso” referenciado abajo pueden ser de más utilidad:
“De cada cual, voluntariamente, según sus capacidades y a cada cual, incondicionalmente, según sus necesidades” sería la propuesta básica de Van Parijs, que, sin embargo, matizaremos luego. Aclarados estos primeros puntos pasamos a la RBU propuesta por Podemos. El análisis de esta propuesta debe realizarse siempre en dos planos diferenciados: económico y moral, o, en palabras de Philip Pettit y ChandranKukathas su “viabilidad” y “deseabilidad”. ¿Qué ocurre con la deseabilidad? A mi juicio la Renta Básica Universal puede ser suscrita desde una posición liberal comprometida con lo que Van Parijs llama “Libertad Real”, y que se sustenta en la creencia de que la mera posesión de libertades civiles y la oposición de unos derechos como “triunfos” frente al poder del Estado, palabras de Dworkin, no son suficientes para garantizar que una persona pueda ser verdaderamente libre en sus elecciones, toda vez que la situación de desigualdad en las negociaciones y a la hora de ver cerrados determinados caminos la sitúa en peor posición que a los nacidos con unos recursos diferentes. Sin embargo, el tratamiento que he dado a las libertades civiles, definiéndolas como “meras” no debe enmascarar el hecho de que son ellas el primer fundamento de la democracia, asegurando la libre expresión, conciencia y propiedad privada.
Por supuesto podemos ver críticas hacia esta presunta deseabilidad de una Renta Básica Universal, las principales ya adelantadas en la entrevista concedida por el filósofo belga y en otro texto suyo, ¿por qué deberíamos pagar a aquellos que ni siquiera van a cooperar con el resto de la sociedad o aportar dinero a la caja común de la que luego redistribuiremos?, ¿no proliferarán los “Free-rider“?, ¿dejarán de trabajar muchas personas ante la perspectiva de poder vivir sin tener que hacer nada? Estas objeciones, lógicas, son otro de los principales obstáculos para la posible implantación de la RBU.
Pero pasemos ahora a la parte de la viabilidad, que tiene una estrecha relación con estos últimos apuntes. Antes de entrar en las múltiples críticas que ha recibido la propuesta de Podemos debe puntualizarse, como ya se advirtió, que la idea de Van Parijs no es la misma que la de la formación política, sino que incluye la “máxima RBU que se pueda permitir sin menoscabar las posibilidades futuras”, amén de que tal Renta puede prestarse en forma de servicios sociales como una educación y sanidad accesibles para todos. El economista y filósofo belga se preocupa aquí por unas condiciones de inserción de la misma que no supongan una ruina económica casi instantánea, y por eso prevé una implantación progresiva en función del esfuerzo que pueda permitirse soportar el Estado en cuestión. La idea de Podemos de una RBU equivalente al umbral de la pobreza para todos los ciudadanos es insostenible, como se han encargado de mostrar muy diversos artículos, siendo los más claros, a mi juicio, los de Juan Rallo y Daniel Lacalle, que han criticado también la incompatibilidad entre la Renta Básica propuesta y la libertad absoluta de circulación de personas.
Una vez dejado todo esto claro tomo partido por la introducción efectiva de una Renta Básica Universal, pero alejada de la idea de Podemos, a mi juicio revestida de un aroma de populismo y de utopismo que podría convertirse fácilmente en distopía, y más cercana a los postulados de Van Parijs. Una construcción responsable y viable de un pequeño colchón para todos los ciudadanos españoles que les permita poder buscar trabajo más desahogadamente, más aún en la situación actual del país, y no depender exclusivamente de una única fuente de ingresos. Desde una óptica liberal esto puede llevar a que más planes de vida, elegidos con mayor libertad, puedan ser llevados a cabo, y en mis utópicas aspiraciones de pseudovirtuosismo republicano, a que se genere un mejor debate público con una ciudadanía más informada y más libre. Sea como fuere la palabra clave es “responsable”, y es que este constructo debe poder sostenerse sobre el pilar de la viabilidad para producir efectos, y no convertirse en una mera promesa atrae-votos del más chabacano populismo. La Renta Básica puede ser clave para el desarrollo del moderno liberalismo, y los que defendemos estas posiciones no podemos permitirnos perder la oportunidad de reivindicarla de una manera seria y que fomente la libertad.