Lo más significativo de esa sierra no es su altitud, que no alcanza los 700 m, sino que en su extremo sur se encuentra la cueva de Moraleda, llamada así por su vinculación con el bandolero Bernardo Moraleda, que recorrió ese territorio en la segunda mitad del siglo XIX y que probablemente se alojara en ella. Lo que no es muy descabellado, dada la posición de dominio de la cueva sobre el entorno y la inaccesibilidad de la misma.
Desde la cueva hay unas inmejorables vistas sobre el conocido como "Islote de las cuatro provincias", situado en pleno pantano de Cíjara, en el que según la tradición jugaron una partida de cartas los gobernadores civiles de las provincias de Toledo, Cáceres, Badajoz y Ciudad Real, estando cada uno sentado en su provincia.