Lo primero siempre es limpiar un libro. A poder ser, en seco, es decir, con una brocha suave. Se usa para quitar el polvo de la cubierta, el canto y, algunas veces, en el interior. Si hay una página que empieza a ver su tono cambiado por el polvo o le ha caído algún residuo sólido, lo mejor es utilizar la brocha del centro a los cuatro vértices de las páginas y, en la zona de la bisagra del libro de arriba hacia abajo. Que sea una brocha de cerdas suaves es importante porque algunas hojas de papel pueden verse dañadas, bien por ser tipo biblia, o por la tinta que utilicen. no se puede limpiar de los bordes al centro porque eso doblaría las hojas. Pero, ¿qué pasa si la hoja tiene manchas más resistentes? En ese caso hay que probar con la goma de borrar, pero no usada directamente sobre el papel, sino ralladas bien con un rallador o contra una superficie dura para luego poder frotar la ralladura con los dedos limpios en círculos en la zona a tratar. En general, recomiendo el uso de guantes de vinilo o similar, ya que las manos, seamos sinceros, siempre tienen algo de suciedad o grasa, y puede ser peor el remedio que la enfermedad. Una vez más frotaremos la hoja del centro hacia los bordes cambiando la ralladura cuando cambie de color hasta que veamos que queda limpia y retirándola, como ya explicamos antes, con la brocha. Por supuesto hay manchas más resistentes, pero esas deben de ser tratadas en el momento. ¿sabéis esa gota de café que cae y corremos a... sí, a extenderla con la mejor intención? Lo mejor es poner encima un pañuelo de papel con cuidado, por un pico, para que la recoja y luego colocar sobre la mancha otro pañuelo y otro más justo entre esa página y la siguiente y presionar. y rezar, tampoco viene mal. O cruzar los dedos, esto ya va en creencias de cada cual.
En el caso del exterior del libro lo mejore s frotar con una esponja de limpieza en seco, con suavidad, para así retirar los restos de suciedad más difíciles. Las que son satinadas, nos lo ponen más fácil ya que podemos aplicar un limpiador. Ojo, siempre sobre el paño, nunca rociando directamente al libro.
Si vemos que esto no funciona, venden masillas limpiadoras de libros, o esas gomas que son moldeables y se utilizan en el dibujo artístico. Puede ser buena idea frotar, además sueltan muy pocos residuos.
Los libros huelen, sí. Eso lo sabemos todos, pero no siempre va a ser ese romántico olor que nos cuentan de tinta y papel. De hecho, en muchas ocasiones, el primer olor que nos llega es a polvo y humedad, que llega ser, seamos sinceros, desagradable. Para estos casos lo mejor es coger el libro y meterlo en una bolsa con zip de cierre, y añadir una cucharada de bicarbonato. Extendido con la mano el polvo, que esto no es una receta. Cerraremos la bolsa y lo dejaremos al menos un par de días, aunque yo suelo dejarlo una semana.
¿Y los bichos? Esos circulitos que aparecen a veces en los libros viejos que hemos comprado creyendo tener una joya y que nos desconciertan sin saber muy bien lo que son... son bichitos, sí, aunque no lo veamos. A esos hay que congelarlos, metiendo el libro en una bolsa cerrada y esta bolsa en el congelador. Tras un día de congelación se descongela despacio, en el frigorífico, durante medio día más o menos. Recuerda que todos estos procesos hay que llevarlos a cabo sin ninguna prisa. Lo curioso del proceso de congelación es que descubriréis que rascando con muchísimo cuidado en alguna de las páginas que tenían manchitas imposibles, estas se desprenden fragmentadas de la hoja. No digo que vayan a quedar impolutas, pero la diferencia es más que notable.
Mucha gente es partidaria de pasar la aspiradora a los libros, mi consejo es no hacerlo demasiado cerca ni de forma muy habitual, ya que puede producir daños en el pegamento.
Hay también quien recomienda utilizar un algodón con alcohol para frotar algunas manchas o restos de pegamento de etiquetas adhesivas. no es mala idea, ya que el alcohol se evapora rápido (si hemos medido bien la cantidad a echar) y no deja cerco, pero es importante tener en cuenta que puede comernos el color de la cubierta del libro o incluso emborronar la tinta de un texto en el caso del interior.
Espero que os haya servido de ayuda.
Gracias.