Cuidando tu piel con un presupuesto mínimo

Por Sante
La piel es el órgano más grande de tu cuerpo y trabaja intensamente a tu favor las 24 horas del día. A cambio de su esfuerzo, se merece que la cuides para conservarla saludable y lozana. Pero, ¿cómo puedes hacerlo sin gastar una fortuna en todas las cremas y productos que recomiendan los anuncios publicitarios? Los expertos de la Academia Americana de Dermatología han preparado una serie de consejos para que puedas brindarle a tu piel la atención que necesita sin salirte del presupuesto.
La piel es el vestido que nos ha regalado la naturaleza, por lo que es lógico que quieras conservarla en perfectas condiciones: suave, pareja, sin manchas. Pero por razones económicas, no puedes invertir en muchos productos o en cremas muy costosas. Sigue los consejos de los dermatólogos para que la mantengas en óptimas condiciones gastando lo mínimo.
Lo que los expertos recomiendan:
Un punto básico: la limpieza. Para la cara: utiliza un jabón neutro y no muy astringente o una crema limpiadora suave para que puedas usarlos en cualquier tipo de piel. Si tu cutis es muy grasoso o padeces de acné, no te laves la cara excesivamente para no estimular demasiado la producción de las glándulas sebáceas. Quítate el maquillaje siempre antes de acostarte.
No necesitas productos muy costosos para la limpieza, solamente necesitas constancia para mantener tu piel libre de impurezas y de desagradables granitos o puntos negros.
¡No te olvides del humectante! Lo mismo lo necesita la piel del rostro que la del cuerpo. Aplícalo en la mañana antes del maquillaje por todo el cutis. Para el resto del cuerpo, el mejor momento para aplicarlo es después del baño o la ducha cuando la piel está todavía húmeda. Así se sella mejor la humedad.
Usa siempre protector solar. Es una buena idea escoger una crema humectante para el rostro que ya contenga FPS. Pero si trabajas a la intemperie, o practicas deportes al aire libre necesitarás una crema protectora más potente.
Recuerda usar protección solar los 365 días del año para proteger tu piel de los efectos nocivos de los rayos solares, para evitar el cáncer de la piel y para reducir la aparición de manchas y arrugas que son producto de la resequedad y/o de la exposición exagerada al sol.
Busca productos poco costosos pero efectivos. ¿Quieres un ejemplo? La vaselina (petroleum jelly). Sirve igual que la crema humectante para las manos, elimina las asperezas de los codos, de los talones y de las rodillas, ayuda a suavizar cutículas, alivia los labios cuarteados por el frío, y si tienes un bebé, combate los enrojecimientos y peladuras producidas por los pañales. En un envase de tamaño familiar, te saldrá más económica y pueden usarla varios miembros de la familia.
Ten presente que el precio no determina la calidad o lo que más te conviene. Si usas un producto genérico con constancia, te beneficiará más que otro más costoso que solamente uses de vez en cuando. Si padeces de algún tipo de alergia, sí necesitas elegir un producto antialérgico para evitar reacciones. Generalmente las marcas más costosas contienen fragancias que resultan irritantes.
Evita la duplicación de productos y consúmelos hasta que se acaben. De esa forma ahorras dinero y espacio en el tocador o en el cuarto de baño. Además, los botes que se quedan a medio uso pueden contaminarse, pueden ponerse rancios o perder su efectividad.
Elige productos que puedan cumplir una doble función: humectante para el rostro o un bálsamo para los labios combinados con protector solar, una crema de textura rica que sirva para las manos y para el resto del cuerpo.
Si quieres mantener tu piel lozana y juvenil, adquiere cremas que combatan las señales de envejecimiento y que contengan vitamina A y/o ácido alfa hidróxido. De nuevo, no necesitas comprar la más cara para que resulte efectiva.
Recuerda siempre que el cuidado de la piel va más allá de una cuestión cosmética. Es también cuestión de salud. No sólo sirve de envoltura a tus tejidos, músculos y órganos, sino que es tu barrera protectora contra los elementos nocivos del entorno, como los rayos ultravioleta, los virus y las bacterias. Regula la temperatura de tu cuerpo mediante el sudor y de paso, elimina toxinas. Y por si fuera poco, como órgano táctil, actúa como un gran receptor de información que te mantiene en contacto directo con el mundo. Es gracias a la piel que puedes sentir a diario sensaciones maravillosas como la frescura de la brisa y el agua, el calor del sol, o el beso de un hijo. Devuélvele el favor con una buena rutina de cuidados que de paso no tienen porqué perjudicarte el bolsillo.
Via: http://www.vidaysalud.com/