—José Luis está muy bien últimamente. Se ve que se cuida. Una frase muy frecuente en estos tiempos que vivimos, donde se valora sobre todo el aspecto exterior, la apariencia, el envoltorio. Lo interesante de una persona reside básicamente en su aspecto físico.
He de reconocer que yo también me cuido. No me avergüenza decirlo. Sé que es algo sacrificado porque he de renunciar a otras cosas placenteras, como la comodidad del sofá y pasarte horas allí viendo la tele, adormilado y poniendo cara de bobalicón. Pero hay que ser disciplinado. La salud es lo primero. Hay que mentalizarse e intentar alcanzar el objetivo cada día. Resulta muy satisfactorio proponérselo. Y si uno no llega, hay que seguir insistiendo. Es cuestión de tenacidad, de constancia. Disciplina es la palabra. La rutina en esto es muy importante. Debe ser algo diario, constante. Mentalizarse y dedicar a ello al menos una hora. Luego llega la recompensa cuando recogemos los resultados. Y ello hace que uno se encuentre cada día mejor. La autoestima sube y es más llevadera la existencia.
Me cuido. Es cierto.
Para estar en forma debo leer todos los días y sentarme a escribir algo. Oír música. Interactuar y comentar con los amigos del blog o del Facebook. Darme una vuelta por Madrid siempre que la situación lo permita, visitar algún museo o alguna librería. También caminar a diario seis o siete kilómetros a buen paso.
Porque hay que cuidarse el cuerpo, pero no hay que descuidar la mente que es la que gobierna el resto. Digo yo que los tíos cachas de gimnasio podrían dedicar también unos minutos a cultivar su mente, oír algo que no sea reguetón o los berridos del compañero de musculación, y leer un poco, que es muy saludable y no todo va ser hincharse el cuerpo como gorrinos. Y luego poder decir: Fulano se cuida. Va al gimnasio cada día y además lee cada semana un libro.