Como toda historia de Cuky, esta comienza en una ciudad lejana, en un año del que no se acuerda, en un bar del que tampoco recuerda el nombre, (todo muy preciso).Entre sorbo y sorbo de té, Cuky parece recordar que fue en la ciudad de San Francisco, o una que tuviese un puente rojo.
Una noche de verano, cuando los pelillos más se le pegaban a las patillas, Cuky decidió salir a tomarse un "San Francisco", por aquello de tomarse algo típico de la ciudad que visitaba (ejem, ejem). Buscó el primer bar decente que había, y allí posó su peludo traserillo.En la barra, la gente parecía ajena a lo que ocurría a su alrededor, más atentos al partido de la tele que otra cosa. A su lado, una persona en gabardina y con sombrero se bebía su tercer vodka con triple aceituna.Cuky, que siempre fue muy curioso, se interesó por este extraño personaje, más que nada, por aguantar la gabardina que llevaba en una noche con más de 30º. Tenía valor la cosa.Vio cómo, uno de los aficionados que se dirigía a la barra a por una cerveza, le pidió un autógrafo al engabardinado y este le firmaba con las siglas "P.P". Como Cuky debió haberse entrenado para espía, (porque no se le escapa una), le tiró accidentalmente el "San Francisco", (de accidentalmente me dice que nada, porque quería deshacerse de aquella bebida que sabía a caramelos "chupaos"),al pobre infeliz de la gabardina. Esto hizo que se girara y al fin Cuky pudiese descubrir la identidad que se escondía tras aquel personaje.
-¡¡La Pantera Rosa!!.-¡¡¡¡Tsssssssssssssssssssssssss!!!. Baja la voz, que te van a oír, chucho.-¡¿A quién llamas chucho?!.
El caso es que aquel intencionado accidente les hizo empezar a hablar y a conocerse mejor. La Pantera Rosa comenzó a sincerarse con el chuchín y a explicarle el por qué de la gabardina y su ya 4º vodka, (porque los bebía como agua la jodía).La Pantera Rosa estaba por aquel entonces, cansada de la fama que le precedía. Estaba cansada de hacer películas con el mismo argumento y que se le encasillase en el mismo papel, por no hablar de las lluvias de masas que tenía que aguantar cada vez que salía a la calle. Se había vuelto inmune al calor gracias a aguantar aquella gabardina.A Cuky le dio mucha pena de la pobre panterilla, así que decidió ser su guía espiritual. Le recomendó que se alejase un tiempo de la fama, que viajase lejos, a un lugar donde siempre hubiese querido estar, y que desconectase. Que cogiese un poco de moreno para ser así la pantera "morada", y que nadie le reconociese, y sustituyese los vodkas con triple aceituna por zumos y algo más de ejercicio, (se había descuidado un poco y empezaba a parecerse más a un hipopótamo rosa).Aquello hizo que la Pantera Rosa surgiese de nuevo en todo su esplendor, tras su retiro espiritual, y siempre le estuvo agradecido al chef, al que manda todos los años una caja llena de pastelitos de pantera rosa, (si queréis, ya no sabemos dónde meterlos).
El último, ha llegado este día, y con él y con la historia del peludo, se nos ocurrió rendirle homenaje a este personaje tan querido y tan simbólico. Seguro que habréis probado, o al menos habréis oído hablar de los pastelitos de pantera rosa...Esos que tanto comíamos de pequeños. Pues hemos decidido transformarlos en cupcakes. Tomad nota, ¡que venimos con las pilas cargadas!.
Cupcakes de Pantera Rosa:
~Receta del chef peludo:~
Ingredientes para los bizcochitos de cupcake (12 cupcakes de tamaño estándar):
~2 huevos L~70 ml. de leche entera~180 grs. de harina de repostería~200 grs. de azúcar blanco~1 cucharadita de levadura química (tipo royal)~100 ml. de aceite de girasol (o de oliva suave)
~Una pizca de sal
~1 cucharadita de extracto de vainilla
Ingredientes para el ganache de chocolate blanco:
~250 ml. de nata para montar (con al menos el 35,1% de materia grasa)*~El doble de chocolate blanco (en nuestro caso 500 grs.)**
*Si nos leéis desde hace tiempo, recordaréis de otros post en los que usamos nata para montar que es necesario que tenga al menos un 35,1 % de materia grasa. Ese 0,1% puede parecer insignificante pero marca la diferencia a la hora de montar, ya que la nata coge más firmeza. No importa la marca, siempre y cuando sea buena nata y tenga este tanto %, sin embargo, nosotros siempre usamos de la marca Central Lechera Asturiana, que es fácil de encontrar, de buena calidad y tiene un 35,1%.
**Hay varios tipos de ganaches. Todo depende de la cantidad de chocolate que echéis en la nata para que este sea al final más o menos firme, según la utilidad que queráis darle: cobertura para una tarta, decoración de unos cupcakes, cobertura para una tarta que llevará luego fondant...En nuestro caso, queríamos un ganache muy suave, por ello, utilizamos el doble de chocolate blanco. Si queréis un ganache más firme, (como para cubrir una tarta), deberéis poner el triple de chocolate que de nata.
~Precalentamos el horno a 170º y preparamos nuestras capsulitas.
~Separamos las yemas de las claras y batimos estas últimas con la pizca de sal. Cuando hayan cogido un poco de cuerpo, (a los 5 minutos más o menos), añadimos la mitad del azúcar y seguimos batiendo hasta que quede tipo merengue, con cuerpo y brillante. Reservamos en la nevera mientras seguimos con el resto de ingredientes.
~Batimos las yemas con el resto del azúcar, al menos un par de minutos, hasta que se mezclen bien y la mezcla aumente. Entonces, añadimos el extracto y batimos de nuevo.
~A continuación, añadimos el aceite y volvemos a batir. Y por último, la leche. Debéis batirlo todo muy bien en esta fase, ya que hará que los cupcakes queden más esponjosos.
~Por otro lado, tamizamos la harina y la levadura y lo añadimos en dos veces a la mezcla de ingredientes húmedos anterior. Lo hacemos así para que nos sea más fácil integrarla, ya que no queremos batir en exceso. Esto podéis hacerlo con una varillas manuales o una espátula.
~Por último, sacamos las claras montadas de la nevera y las añadimos en dos veces a la mezcla, también para que nos sea más fácil. Las añadiremos con movimientos envolventes, sin batir, simplemente mezclando lo justo para que se integren y sin que pierdan el aire que ganaron al montarlas antes.
~Cuando todo esté bien mezclado, lo vertemos en nuestras capsulitas y horneamos los pre-cupcakes a la misma temperatura, de 20-25 minutos, dependerá del horno pero, a partir de 20 minutos, conviene que estéis atent@s y probéis pinchando con un palillo a ver si están hechos. Nosotros no solemos dejarlos más de 22 minutos.
~Cuando se hayan horneado, sacamos y dejamos enfriar en el mismo molde 5 minutos. Sacamos y dejamos enfriar el resto del tiempo sobre una rejilla.
Preparación de la ganache de chocolate blanco:
~Calentamos la nata a fuego medio-alto, sin que llegue a hervir. Cuando llegue a ebullición, apartamos del fuego y añadimos el chocolate blanco troceado, poco a poco, removiendo bien para que se vaya mezclando y nos sea más fácil incorporarlo.
Cuando lo hayamos añadido todo, dejamos templar (podéis pasarlo a otro recipiente), tapamos con film y metemos en la nevera, al menos 3-4 horas. Nosotros lo dejamos de un día para otro, así nos aseguramos de que está bien frío para que coja cuerpo a la hora de montar.
~Pasado este tiempo, sacamos de la nevera y batimos con unas varillas, como haríamos para montar la nata normal. Batimos hasta que coja cuerpo, con cuidado de que no se nos corte, ya que es bastante delicada. No llega a coger la consistencia de la nata montada, pero queda suave y perfecta para decorar unos cupcakes.
Valoración final: 10 guaussssssss (últimamente se siente generoso).
¡¡Un abrazo enoooooooooooooooorme de osote dominguero!!¡¡Sed felices, bebed mucha agua y comer muchos helados!!
Peace, Love & Music... Is Summer!!Honey Kiss.