Unas de las especies más comunes en Asturies son las culebras de agua del género Natrix. En la Península ibérica habitan dos especies de este género: la culebra de collar mediterránea (Natrix astreptophora) [1] y la culebra viperina (Natrix maura), y las dos las podemos encontrar en Asturias, aunque la culebra de collar está más ampliamente distribuida por la provincia.
La culebra de collar puede alcanzar un tamaño de casi 2 metros, aunque la mayoría de los ejemplares adultos no llegan a esa talla. Tienen un cuerpo robusto, sobre todo las hembras, y una coloración parduzca o grisácea. La cabeza es más ancha en la parte posterior y cuando están asustadas la aplanan para simular el aspecto de una víbora, aunque ni siquiera suelen abrir la boca para intentar mordernos. Y en el caso improbable que lo hicieran no tienen veneno y ni siquiera nos producirían un rasguño.
Los ejemplares jóvenes presentan un collar claro muy marcado, que en ocasiones y sobre todo en los machos, puede permanecer hasta los 3 años de edad. Ayer mismo, en una visita a una zona a la orilla del río Piloña en compañía de mi amigo Gonzalo Gil, encontramos un macho con diseño juvenil junto a una hembra adulta. En esta época tiene lugar el celo de la mayoría de las serpientes y todo parecía indicar que el macho estaba interesado en ella.
La otra especie de culebra de agua, que también encontramos en nuestro paseo de ayer, es la culebra viperina (Natrix maura). Como su nombre indica, una de sus estrategias defensivas es la de asemejarse a una víbora aunque al igual que la culebra de collar, es totalmente inofensiva.
A pesar de sus intentos por parecerse a una víbora, lo cierto es que si nos fijamos, la coloración, la forma de la cabeza y sobre todo la pupila redondeada, nos ayudarán rápidamente a distinguirla de ella. Esta especie no alcanza el tamaño de la culebra de collar y nunca supera el metro de longitud.
La culebra viperina es mucho más acuática que la de collar y de hecho se encuentra casi siempre ligada a los cursos de agua, mientras que la culebra de collar, aunque también prefiere estos ambientes húmedos, en ocasiones, sobre todo los ejemplares más grandes, pueden adentrarse en bosques y prados. Como ya he comentado antes, estas dos especies son totalmente inofensivas para el hombre y la mayoría de su dieta está compuesta por anfibios, aunque también cazan invertebrados y micromamíferos.
Desgraciadamente para ellas son animales bastante activos, por lo que no es raro que aparezcan en ambientes humanizados y que incluso puedan entrar en casas, graneros y almacenes, lo que en la mayoría de la ocasiones tendrá como consecuencia su muerte a manos del propietario. La inmensa mayoría de las culebras que se matan en Asturias corresponden a estas dos especies, sobre todo a la culebra de collar, mientras tanto las víboras, que cazan al acecho y apenas se mueven, suelen pasar desapercibidas y seguramente habremos pasado cientos de veces su lado sin que nos hayamos percatado de su presencia.
Hay mucha gente que seguirá temiendo infundadamente a las serpientes, mientras que a otros, como es mi caso, nos seguirán pareciendo unos animales fascinantes y además muy bonitos. En todo caso, lo mejor que se puede hacer si nos encontramos con una es dejarla tranquila para que siga haciendo su vida, ya que ellas hacen exactamente lo mismo con nosotros.
[1] Hasta hace poco a la culebra de collar ibérica se la incluía dentro de la especie Natrix natrix, pero recientemente, en base a los resultados de los análisis de ADN mitocondrial se la ha clasificado a la culebra de collar de la Península ibérica como una nueva especie, la Natrix astreptophoraa, que además de en la Península Ibérica, se localiza en el extremo sureste de Francia y noroeste de África.
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