No hay nada tan reconfortante en pleno invierno como una sopa caliente. Así los entienden los escoceses, que tradicionalmente preparan sopas y las presentan en sus pubs y restaurantes para combatir el frío.
Recién llegada de Edimburgo y con el sabor de esta deliciosa sopa aún en mis papilas, decidí buscar la receta y hacerla.
La sopa procede de la ciudad de Cullen (Moray) el término skink parece proceder del gaélico y significa esencia.
Ellos la prepararan con un pescado llamado eglefino o abadejo, pero aquí es muy difícil de encontrar, así que decidí hacerla con bacalao ahumado.
En la receta original no llevaba puerro, pero yo he decidido añadir uno, troceado muy fino para darle más sabor.
Vamos a por la receta, que en casa triunfó y está deliciosa con el toque ahumado del pescado.
Para 4 personas:
- 4 patatas medianas, peladas y cortadas en dados
- 1 puerro
- 1 cebolleta o cebolla picada
- 300 mL de leche entera
- 300 mL de nata
- 300 mL de agua
- 50 g de mantequilla
- 1 cucharada sopera de aceite de oliva
- 300 g de abadejo ahumado (o de bacalao ahumado)
- pimienta negra al gusto
- una pizca de nuez moscada
- perejil fresco
- sal
Se añaden las patatas, peladas, lavadas y cortadas en cubos, junto con el agua. Se hierve y se mantiene durante unos 10 minutos.
Pasado este tiempo, se incorpora la leche y la nata y se deja hervir (a fuego no muy alto pues la leche se puede pegar en la cazuela) durante otros 10 minutos, con la pimienta negra recién molida y la pizca de nuez moscada.
Se corte el pescado en trozos cuadrados y se incorporan a la sopa. Se mantiene la sopa otros 10 minutos más en el fuego no muy alto, removiendo de vez en cuando.
Se rectifica de sal, si hace falta, y se sirve espolvoreada con perejil fresco, lavado y picado.
Yo la acompañé con un scone, los bollitos típicos británicos, procedentes de Escocia que saben a mantequilla.
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