Culpa colectiva

Publicado el 09 junio 2011 por Carmentxu

Nunca sabremos realmente quién rompió la baraja, lo que sí se ha traslucido, a través de los varios velos que han rodeado los encuentros y desencuentros, es la falta de compromiso, la incapacidad congénita para hacerse con una conciencia colectiva y personal ante los grandes retos. Incapaces de llegar a acuerdos, patronal y sindicatos, agua y aceite, no consiguieron emulsionar para crear una salsa fina. En su lugar, grumos para dotar de un marco de seguridad a los cada vez menos trabajadores que son.

Seguramente la solución de compromiso que no fue tampoco habría gustado plenamente ni a unos ni a otros. Negociar implica obtener lo que se persigue a cambio también de renunciar y en esta guerra de fuerzas en que se convierte todo diálogo entre partidos o entre patronal y sindicatos nadie está dispuesto a renunciar a nada. Falta cultura constructiva. El desacuerdo ha sido la postura más cómoda, el tirar la toalla y que papá Gobierno adopte la solución salomónica, de compromiso, que no gusta a nadie y, de esta manera, cargue con las culpas del fracaso. Porque cualquier solución que no se basa en el acuerdo mutuo entre las partes está, tarde o temprano, condenada a convertirse en papel mojado. Ahora, lo fácil, rápido y rentable es echar la culpa al Gobierno por su falta de sensibilidad, a plasmar mañana en consejo de ministros, decretazo mediante, algo que éste parece asumir con resignación, caminando con paso firme hacia la debacle electoral de 2012. Y así empezamos el día, echando las culpas al Gobierno, como en cualquier barra de bar que se precie y haciendo caso omiso de las propias.