El tema de la culpabilidad parece que siempre va asociado a la condición de madre. Mujeres que caminamos orgullosas por la vida con el mentón bien alto y pisando fuerte, llegamos al momento de la maternidad y nos sentimos flanqueadas y asediadas por la culpa: por no dar el pecho, por no cocinar purés con verduras ecológicas, por tener que dejar a nuestros hijos en la escuela, por no tener la casa recogida o por cualquier otra razón justificada o absurda.
Quizá toda esa culpa sea un reflejo de lo poco superados que tenemos los "roles tradicionales" de la mujer en la sociedad. Y es que no deja de ser contradictorio que vivamos en una sociedad en la que por un lado algunas mujeres piensan que no darán el pecho porque así el padre puede "comprartir la labor de alimentar al bebé" y por otro lado se sientan culpables por no tener la casas recogida para las visitas en pleno puerperio mientras el papi aprovecha la baja paternal para leerse unos cuantos libros que tenía pendientes. Parece que por un lado hemos desechado todas las diferencias de género, renunciando a ciertas raíces de la femineidad, y por otro nos quedamos con todos los tópicos absurdos de los roles maternales.
Culpa maternal
En el ámbito de la maternidad siempre se habla de la culpa como algo negativo. Quizás por ese discurso en el que se reivindica que "no hay que hacerse sentir culpables a las madres" por sus elecciones. Pero hace poco leía en un manual de lactancia unas afirmaciones al respecto que me hicieron cambiar un poco de perspectiva respecto al tema de la culpa. En el texto, afirmaban que una madre que se siente culpable por su elección de no amamantar probablemente está convencida de que no está haciendo lo mejor para su bebé.
Pero algunos autores sugieren que la culpa puede tener un efecto positivo para las familias.
El tema no es la culpa. El tema principal es el bienestar del bebé. Si la verdad hace que la madre se sienta culpable y desarrolle cierta ansiedad, quizá esta incomodidad incline la balanza a favor de la lactancia. [...] Una culpa motivada puede ser una emoción positiva que lleve al crecimiento personal.
Counselin the Nursing Mother. A Lactation Consultant's Guide. Judith Lauwers y Anna Swisher.
El desarrollo de esta idea es que la culpa puede ser beneficiosa cuando lleva a un cambio a mejor en nuestras elecciones, actitudes o estilos de vida. Por eso, no deja de resultar llamativo que en el ámbito de la maternidad se pretenda evitar el sentimiento de culpa de las madres a base de esconder o suavizar la información, incluso cuando esta información es relevante en términos de salud pública y sus repercusiones en el bienestar de la madre y el bebé pueden ser importantes.
Culpa y lactancia
Hoy leía este artículo de El Mundo sobre un estudio que afirma que muchas mujeres británicas se sienten culpables por no poder amamantar a sus bebés hasta los sesis meses, tal y como recomiendan tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como las principales asociaciones médicas y pediátricas nacionales e internacionales.
De sus encuentros, los investigadores concluyen que "el mensaje idealista choca a menudo con el crudo realismo", lo que lleva a muchas mujeres a sentirse culpables si no pueden mantener la lactancia en exclusiva durante ese tiempo. Y por eso creen que otro tipo de mensajes más pegados a la realidad resultarían más útiles desde el punto de vista de salud pública. "Por ejemplo, podríamos decir: 'mantenga usted el pecho todo lo que pueda, e introduzca los alimentos sólidos lo más cerca posible de los seis meses'".
Y la conclusión de los investigadores me resulta, cuanto menos, chocante. El paternalismo de la afirmación es asombroso: ¡¡¡Liberemos a las madres de la culpa!!! Eso sí, a base de manipular y esconder la información. Y es que, siguiendo con la reflexión de Lauwers y Swisher en el manual de asesoría de lactancia, a nadie se le ocurre pensar que la posible culpa que se pueda crear en los padres tienda a suavizar otras recomendaciones importantes. Por ejemplo, a nadie se le ocurre decir a los padres que lo más apropiado es tratar de conseguir una silla infantil para el coche y tratar de usarla el máximo tiempo posible y de abrochar el cinturó que sujeta al bebé siempre que sea posible. No, el hecho de culpabilizar a los padres no priva a las autoridades y a los médicos de recordar a los padres que es necesario usar un dispositivo de reteneción infantil siempre que sus hijos viajen en coche.
Intereses contrapuestos
Pero en el ámbito de la lactancia parece que nos vemos obligados a librar a las madres de la culpa... quizás impidiendo ese crecimiento personal del que hablábamos al principio. Será que hoy estoy conspiranóica, pero toda esta reflexión sobre la culpa me ha hecho recordar las afirmaciones deDiane Wiessinger en un curso que impartió el año pasado en el que decía que sus investigaciones sobre la afirmación "no hay que las madres se sientan culpables por no amamantar" le habían llevado hasta el discurso/publicidad de una marca de sucedáneos de leche materna.
Desde luego la culpa paralizante es improductiva, la culpa axfisiante, la que no nos deja seguir adelante, nos ancla en el pasado y nos impide evolucionar es un sentimento que hay que superar. Pero al igual que el sentimiento de culpa del fumador hacia si mismo puede ser el primer paso para dejar un hábito tan nocivo (lo digo por propia experiencia), no deberíamos tratar de privar a las madres tan a la ligera de ese sentimiento de culpabilidad.
Volviendo al artículo que enlazaba, me llama tremendamente la atención que ante la imposibilidad de mantener la lactancia exclusiva durante seis meses la solución que se proponga sea "suavizar las recomendaciones al respecto" y me asombra todavía más cuando esto se publica en un medio destinado a los profesionales sanitarios, cuyo objetivo final debería ser el mayor bienestar de la población por la que han de velar.
Culpa productiva
Quizá es que yo peco de inocente, pero al leer el resultado de esa encuesta lo que se me ocurre es que deberíamos seguir luchando por una baja materna de al menos seis meses que nos permita mantener una lactancia exclusiva durante todo ese periodo, siguiendo así las recomendaciones basadas en la evidencia científica que demuestra las ventajas de una dieta exclusiva de leche materna durante el primer medio año de vida, más allá de culpabilidades o sentimientos subjetivos.
Obviamente, si contemplamos toda la encuesta desde este punto de vista, la culpa deja de ser algo negativo y se puede convertir en algo positivo: la motivación de las familias para reclamar un cambio. Para luchar por lo que creen mejor para sus hijos y para hacerlo respaldados por el consenso científico que está detrás de las recomendaciones de la OMS y el resto de organismos internacionales.
Desde luego, si protegemos a las madres de la culpa, las libramos de ella y, por tanto, las privamos de razones para luchar; priorizando así un conformismo con un sistema laboral y social que es claramente insostenible desde el punto de vista familiar y en el que siempre salen perjudicados los más débiles, los pequeños, cuyas necesidades se siguen dejando de lado sistemáticamente en aras de la supuesta bondad de una falta de culpabilidad.