Qué fácil es señalar.
A veces construir no supone progreso y menos en un país en el que el “pelotazo” forma parte del enriquecimiento privado. Estamos hablando de una parte importante, céntrica de Ciudad Real, donde el tránsito de gente durante toda la semana es alto. Una zona verde, rodeada de tiendas, bares y un instituto, en la que parecía hacer falta un nuevo aparcamiento (otro más en Ciudad Real).
En 2004 comenzaba a andar el proyecto para poner un nuevo aparcamiento en la capital ciudadrealeña, uno más que quizás no se necesita en una ciudad atestada de aparcamientos. En ese momento en el ayuntamiento despuntaba Francisco Gil Ortega como dirigente del proyecto, proyecto que nacía con oposición vecinal (y el tiempo acabaría dándoles la razón).
Situación previa a las obras
Se quería acoplar un aparcamiento subterráneo de 2 plantas para 290 coches, para lo que la empresa Prodepark se ofreció a ello tras su adjudicación, comenzando así la remoción de tierra, apareciendo resto arqueológicos. ¡Menuda Sorpresa! con ironía, pues se comenzó a sabiendas de que allí se encontrarían restos de valor protegidos por la ley. Como es corriente (que no debería) siempre hay que curar tras no prevenir, y así ocurrió, era el turno de los arqueólogos/as.Se limitarían a hacer su trabajo y elaborar un informe, como siempre se hace. En ningún momento los arqueólogos pidieron que se detuviera al 100% el proyecto del aparcamiento, pero tampoco podían dejar que se destruyeran aquellos restos patrimoniales protegidos, y se planteó una solución sujeta a la ley que satisficiera a los implicados: musealizar los descubrimientos dentro del propio parking.
Los arqueólogos no habían parado nada, solo se limitaron a hacer su trabajo dignamente. En 2009 se archivaba el proyecto con dicha empresa y se ponía de nuevo en concurso, pero parece que nadie quería ponerse a ello. La propia EMUSVI(Empresa Municipal del Suelo y la Vivienda) rechazó el proyecto.
Y se abandonó. El solar quedaba allí, expuesto a las inclemencias del tiempo y al desarrollo natural, rodeado de vallas metálicas y tras ellas afloraría la vegetación salvaje (en verano una invitación a incendios), la basura, escombros…etc. El lugar donde se deposita una de las antiguas puertas de la muralla de la ciudad (arco del Torreón del Alcázar de Alfonso X) quedaba en una doble visión: Un pasado digno de ver rodeado de basura. Ciudad Real tiene pocos elementos para visitar, y así se cargaban otro. Los vecinos han pedido que se limpie, se quite la valla y se acondicione como zona de aparcamiento respetando los restos históricos.
Ahora lanzo las preguntas: ¿Era necesario un nuevo aparcamiento ahí con una zona rodeada de ellos? ¿Por qué se superpone el interés privado a los elementos comunes como son la cultura y el patrimonio? ¿No es de por sí ya un lugar que atraía público? Entonces ¿Por qué eliminarlo?... Quizás no era necesario un nuevo aparcamiento.
La mala gestión del ayuntamiento (así como su esquiva actitud) le dota de toda la responsabilidad. No tienen previsto hacer nada por ahora, pues a inicios de 2014, diez años después, la alcaldesa de Ciudad Real indicó que se adecentará y no se tapará porque aún creen en el proyecto inicial. Pues nada, aún esperamos la decencia y se acaba el año.
Para curiosidad del lector, los restos hallados, a parte del ya visible portón, son de época mudéjar y parece que continuaron con actividad siglos después, apareciendo elementos de la Guerra Civil. Un gran entramado de galerías subterráneas, un elemento común en ciudades con un largo pasado histórico, pero en este caso de gran importancia.
Entramado subterráneo
2014. Todo sigue igual, abandono y desprecio cultural.
Carlos Albalate Sánchez