El sábado, día oficial del cumpleaños, se despertó nervioso, y muy consciente del día que era. Cuando despertó me llamó y me dijo:
-"¡¡¡Mamá!!!, felicítame que es mi cumpleaños.
Pero cómo, ¡¡casi lo olvido!!. Se encargó de recordarlo por si las moscas. Ya desde ese momento empezaron los nervios, que solo dieron tregua al final del día de ayer. Los regalos de mamá y papá hicieron acto de presencia, y él se volvía loco desenvolviendo y descubriendo.
Después empezaron las llamadas de teléfono, amigos, familia, y él se sentía el protagonista absoluto, contestando, contando. ¡Qué mayor!.
Comimos en casa, en familia, cosa que a él le encanta. Y por la tarde su esperada tarta, chocolate y trufa, decorada con coches y preciosa.
Sopló sus cuatro velas,...., varias veces, emocionado, contentísimo. Después de eso, apenas comió, seguía nervioso, y eso que estaba deliciosa. Quería irse a la calle con el regalo estrella, su coche teledirigido.
Pero antes, la piñata, con su gata de testigo, por supuesto.
Paseo familiar, manejando el coche teledirigido como si lo hubiera hecho toda la vida. El día acompañaba, hacía una temperatura primaveral. Acabó rendido, pero muy feliz.
Al final del día una de sus estupendas reflexiones:
-"mamá, papá, no quiero que se acabe mi cumpleaños".
Y llegó el domingo, y la segunda parte de la celebración. De repente empezó a hacer muchísimo viento y frío y no pudimos aprovechar la mañana como nos hubiera gustado. Pero poco importó. Sus pensamientos estaban centrados en su fiesta de por la tarde, en una ludoteca.
A las 5 en punto estábamos allí, esperando a los invitados. La ludoteca tenía su correspondiente piscina de bolas, tobogán y demás accesorios para hacer las delicias de los pequeños. Llegaron sus amiguitos y empezó el festival. Lo único malo, faltó una buena amiga y su hijo, ¡os echamos de menos!. Los niños se divirtieron muchísimo, jugaron, saltaron, rieron, corrieron, sudaron,..... Tuvieron su merienda, sus gusanitos y chucherías y por fin la tarta.... ¡otra tarta!, y por supuesto de chocolate. Y no podían faltar los regalos, ¡¡qué bien se portaron los amigos,...., y los papás!!. La ludoteca se encargó de todo y por cierto la tarta buenísima.
Dos horas de juego y celebración, que sin duda les supo a poco. La tarde acabó con una preciosa foto de los niños cogidos de la mano y felices.
Fue una tarde estupenda. Gracias a todos, familia, amigos, por hacernos pasar un fin de semana tan especial. Por celebrar estos 4 años con nosotros.
Y de nuevo, ¡¡felicidades cariño!!.