Si, yo fui a EGB. Este libro nace de un grupo de Facebook en el que los nacidos en las décadas de los 70 y 80 (es decir, los actuales treintañeros, casi casi alguno cuarentón) recopilaban anécdotas y recuerdos de la época. Los nacidos en esos años estudiamos, al menos durante gran parte de nuestra vida académica, EGB, aunque los de la recta final como yo la hicimos la ESO. Pero la etapa de EGB abarca desde los 70, con el final de la dictadura y la llegada de la democracia, hasta los primeros 90 de mi adolescencia, cuando ya se cambió la ley educativa. Yo hice al menos, hasta sexto de EGB y luego pasé a la ESO, pero soy una niña nacida en los 80, con muchos de los referentes culturales de la época que aparecen en este libro, que tiene recuerdos y anécdotas maravillosos de esos años. Son esos domingos de paga y chucherías, que comprabas a pesetas y a duros, no al peso, ni a euros. Esos fines de semana y veranos jugando en la calle, al escondite, o la goma (se me daba fatal) o en casa con las muñecas, o a algún juego de mesa. Son las cintas de cassette vírgenes donde grababa mis éxitos favoritos de los 40 Principales, mis carpetas con recortes de la Superpop y mis ídolos como Take That o Backstreetboys. Son esos largos viajes por carretera, cuando salías temprano, casi de madrugada, porque el coche de papá no tenía aire acondicionado, ni cinturones en los asientos traseros. Y viajabas escuchando esas cintas Mix, o esa que buzoneó la DGT con canciones en francés e italiano, y chistes de Gomaespuma. Son las Nocheviejas con el especial de Martes y Trece, y esas pelis de artes marciales, las de Karate Kid o Bruce Lee que tanto molaban, y también otras ya clásicas como las sagas de Indiana Jones o de Regreso al Futuro, los Goonies, Dirty Dancing, o Dentro del Laberinto, de las que tanto hemos hablado por aquí, por no mencionar, por supuesto, Star Wars, aunque yo más bien las viera alquiladas en VHS, o en televisión y no en el cine, era un poco peque o no había nacido cuando se estrenaron (nací en 1984) Es ese chándal de táctel que mamá te ponía para la clase de gimnasia, o las excursiones familiares al campo, que era de espantoso color verde, y no lo mejoraban las rayas blancas y moradas. Y en tus pies, zapatillas Victoria de colores para recorrer el mundo. Son los veranos patinando por el barrio, y dejando solo los patines para bailar con las otras niñas los éxitos del momento. Son las meriendas de Phoskitos, los flashes de diez pesetas, y los de veinticinco con los que te cortabas la boca, y los Mikolápices y Mikicolas, y los Fantasmikos que mi hermana adoraba cuando era tan pequeñina. Son las primeras salidas al cine con las amigas, cuando con un billete de mil pelas de los de entonces, tenías para la entrada, las palomitas, refresco, y te sobraba para el día siguiente. Las cartas de cambiar, esas perfumadas con dibujos de flores y animales, los cromos de los Power Rangers. Series como el Equipo A, El coche fantástico o V (que mi madre no me dejaba ver porque decía que esos lagartos daban mucho miedo) dibujos como Vicky el Vikingo, Heidi, Marco, la Abeja Maya, Ferdy la hormiga, programas como la Bola de Cristal (que no recuerdo demasiado, pero algo sí... no te rías de la Bruja Avería... ) o Cajón desastre, concursos como el 1,2, 3 , el Tiempo es Oro, Juego de Niños con sus gallifantes o el Precio Justo. Y grupos infantiles como Enrique y Ana, que me enseñaron las tablas de multiplicar, Parchís y su Comando G, o Bom Bom Chip y los latinos Onda Vaselina. Los cumpleaños con bolsas de chuches, medias lunas de distintos sabores, y patatas y gusanitos que mojar en la coca-cola. El cardado de mi madre y sus grandes gafas de sol. El viejo ordenador Spectrum de mi prima Beatriz, con el que jugaba con esos juegos de cinta de cassette, y los libros de Elige tu propia Aventura que siempre me prestaba Los juegos y risas con mi prima Scherezade, y luego, de adolescentes, las confidencias y cotilleos. Y podría pasarme horas y horas enumerando los maravillosos recuerdos que me ha traído el libro.
Este libro esta decorado además con numerosas ilustraciones del momento, y tiene cosas divertidas como tests para comprobar si, efectivamente, eres de la época y fuiste a EGB. Creo que reúne los más importantes referentes de una generación a la que me siento orgullosa de pertenecer. Creo que somos una de las últimas generaciones que ha vivido una infancia y adolescencia sencilla, lejos de la era digital que ahora vivimos, y de las raras modas psicológicas de crianza de los niños de ahora. Si hacías algo mal, te reñían y te castigaban, y alguna vez te caía algún cachete. Jugabamos en la calle y no dependíamos tanto de la tele, las consolas o el ordenador para relacionarnos o entretenernos. Si teníamos algo nuevo, lo valorábamos mucho. Teníamos nuestros ídolos de la música, la tele o el cine, y éramos apasionados defendiéndolos, pero no medio locos como estas niñas que ahora adoran al Justin Bieber ese. Hemos visto el mundo cambiar mucho según crecíamos, hacia esta era de ordenadores, smartphones, tablets e Internet en cualquier sitio, y en la que puedes descargar una canción o una peli sin tener que grabarla dela radio o de la tele, aunque algunos digan que no es muy legal. No sé que referentes o recuerdos tendrán las generaciones posteriores, pero la nuestra tiene un montón y son todos de lo más molones. Así que, si tu también fuiste a EGB, rebobinabas cintas con un boli bic, grababas canciones de la radio, veías pelis en VHS, jugabas en la calle, y mojabas patatas fritas y ganchitos de queso en la coca cola, este es tu libro. Si cantabas la música de tus dibus o series preferidas mientras merendabas bocata, y si también aprendiste a multiplicar con Enrique y Ana, este es tu libro. Saca la chupa vaquera llena de pins, los recortes de la Superpop, tu goma Milan que olía tan bien y esos viejos cassettes Mix y a disfrutar con esta divertida y un pelín nostálgica lectura. Y como no podía ser de otra manera, cerramos con unas canciones: