Cupcakes de tiramisú de Martha Stewart

Por Itxasolaka


Hasta hace poco sabía que había una señora al otro lado del charco llamada Martha Stewart que era responsable de gran parte del food porn en pinterest. Nunca me preocupé de saber más del tema hasta que leí  un artículo en el país de Mikel López Iturriaga, alias el comidista,  titulado "Twitter mató a la estrella de la cocina" con el que casi me desorino. La estrella, era Martha que, para el que no lo sepa ya, es una empresaria multimillonaria, natural de Nueva Jersey, presentadora y escritora de libros que automáticamente se convierten en bestseller. 
Algunos la conocen como la diosa de la economía domestica estadounidense y cualquiera que la viera, con su siempre bien peinada melena rubia, su inseparable kitchen aid y su cocina de mundo perfecto, juraría que es Mary Poppins reencarnada: prácticamente perfecta en todo.

No parece haber problema casero para el que la señora no tenga una solución elegante que ofrecer. Desde cómo hacer una tarta espectacular de trescientos pisos con serpentinas y fuegos artificiales, a cómo plantar un sauce llorón en medio del salón pasando por cómo hacer que el antro al que llamas hogar rezume cursilidad en 3 pasos. Su mundo es el mundo ideal de los armarios ordenados por colores, el de los pequeños detalles, el de las comidas de navidad en las que no se quema un plato y el de las fotos preciosistas de todo tipo de comestibles que harían salivar hasta a una piedra.

Pero Martha también es otra cosa. Es una mujer seria con mucho carácter y me atrevería a decir que también algo de mala uva que comenzó siendo corredora de bolsa en wall-street y sobrevivió a una temporada en la cárcel. Ella no es el tipo de persona que se muerde la lengua, es más bien alguien dispuesto a meter el dedo índice para chuparlo después en cualquier masa de pastel y frente a quien haga falta, sin inmutarse lo más mínimo y hasta reirse de quien le mencione cuestiones sobre la higiene y la salmonela. Y por ese campechanismo que deja ver en sus programas no me sorprende para nada que, como dice el comidista en su artículo, tuviera la osadía de compartir con sus millones de seguidores imágenes fantasmagóricas, muy por debajo del nivel de cuquismo al que nos tiene acostumbrados, de lo que come a diario:

@MarthaStewart.Best slow cooked onion soup with baguette croutons and gruyere and Comte cheese melted on top. Garden onions

"Lo que Martha anuncia como “lechuga iceberg con aliño ruso casero” es un trozaco de esta infame verdura cubierta por una pasta grumosa de color rosa pálido con un aguacate marrón claro al fondo. Las “setas Matsutake con caldo, fragante y muy muy bueno” no las servirían ni en un hospital privatizado. Y la “mejor sopa de cebolla a fuego lento” parece lo que dejas en el retrete cuando sufres de gastroenteritis. Las respuestas a estos tuits han sido tan cómicas como salvajes: “aliño de pota”, “ideal para tu nuevo libro de recetas de prisiones”, “parece un fregadero atascado”… aunque mi favorita, sin duda, es esta: “¿Estás borracha, Martha?”." Mikel López Iturriaga, El país.
Personalmente me reconforta saber que hasta Mary Poppins se rie y que hasta a ella se le queman a veces las tostadas. Y por eso me divierte sobremanera que Martha haya tenido la osadía de compartir sus cutrefotos sin ningún filtro ni apaño. Creo que el mundo sería un lugar mejor si todos los mitos comenzaran a autodesmontarse compartiendo la vanalidad de la vida cotidiana a la que todos estamos avocados.
En mis años adolescentes tuve la suerte de entrevistar a Arzak en su pequeño restaurante de Donosti. Recuerdo que entre las preguntas de manual que le hicimos mis amigas y yo estaba la inevitable: ¿Cuál es tu plato favorito? Aún lo veo responder sonriente que los huevos fritos con pimientos del piquillo. Me pareció maravilloso, que un señor con tres estrellas michelín que había recorrido el mundo en busca de nuevos sabores, que tenía un cámara secreta de especias y había comido pez globo, trufa y hasta búfalo, y yo, una adolescente que no sabía nada de la vida, compartiéramos el gusto por un plato tan rústico como los son los huevos con pimientos del piquillo. Y es que aunque nos gusta complicarla y borrar las pieles de naranja con photoshop y llenarnos la boca diciendo que si tal o cual vino es difícil y presenta ciertas notas de luna menguante la vida, en realidad, la de todos, es mucho más sencilla que todo eso.  Por eso, que Martha compartiera su contidianidad con brutal honestidad solo hizo que me interesara un poco más por ella.

Desde que descubrí su "aliño de pota", la he visto cocinar tronchandose de risa con Robin Williams, y haciendo brownies verdes mientras rapeaba alegremente con Snoop Dogg. He visto cada uno de los programas sobre cupcakes que tiene en su web. Y además me he atrevido a hacer algunas de sus recetas que sería justo decir que son infalibles. La experiencia con mis primeros cupcakes, fue tan sumamente gratificante que no me cabe duda de que volveré a repetir la experiencia.

Sus cupcakes de tiramisú, los he hecho 3 veces con las cantidades multiplicadas por dos lo que viene a querer decir que he hecho aproximadamente 80 de estos pastelitos en menos de un mes. Naturalmente no me los he comido yo todos, pero podría haberlo hecho perfectamente porque no hay, punto, coma, ingrediente, ni paso que me gustaría cambiar a esta receta. Es absolutamente perfecta. Y por eso quiero compartirla con todos vosotros. Espero de verdad que os guste o, mejor dicho, estoy segura de que os gustará solo espero que la hagáis.

{RECETA DE CUPCAKES DE TIRAMISÚ}

INGREDIENTES
Para el bizcocho genovés:
  • 150 gr de harina (de repostería en mi caso)
  • 60 ml de leche
  • 225 gr de azúcar
  • 65 gr de mantequilla
  • 3 huevos L
  • 3 yemas de huevo L 
  • 3/4 de cucharadita (tsp) de levadura en polvo
  • 1/2 cucharadita (tsp) de sal
  • 1 vaina de vainilla (o 1-2 cucharaditas de extracto de vainilla)
  • Cacao puro en polvo para decorar
Para el sirope de café*
  • 80 ml de café fuerte
  • 55 gr de azúcar 
  • 2 cucharaditas (tsp) de licor (amaretto, brandy, marsala...)
Para el frosting de mascarpone
  • 250 ml de nata (fría de la nevera)
  • 200 gr de queso Mascarpone (a temperatura ambiente)
  • 60 g de azúcar glas
Para decorar
  • Cacao puro en polvo

ELABORACIÓN
1. Comienza preparando el sirope de café. Para ello mezcla todos los ingredientes (café, azúcar y licor) en un cazo a fuego medio y remueve hasta disolver el azúcar. Reserva.



2. Precalienta el horno a 180ºC y dispón las cápsulas de papel en la bandeja para cupcakes.
3. Para hacer el bizcocho calienta la leche, con la vaina de vainilla (o el extracto) en un cazo hasta que empiece a burbujear por el costado. Retira del fuego, añade la mantequilla y remueve hasta que este completamente deshecha. Deja reposar 15 minutos y después cuela la leche para eliminar los restos de vainilla.


4. Calienta el azúcar al baño María, añade los huevos y la yemas y remueve constantemente (para evitar que los huevos se cuajen) con una varilla de mano hasta que el azúcar se haya disuelto del todo. El proceso durará unos 6 minutos y nos permitirá conseguir un volumen mayor al montar los huevos.

5. Una vez el azúcar se haya disuelto, retira el bol del baño María y bate la mezcla de huevos en el (bol 1) con las varillas eléctricas a velocidad máxima y hasta que los huevos hayan blanqueado, doblado su volumen y estén muy espumosos.



6. Tamiza la harina junto a la levadura y la sal. Añadela a la mezcla de huevos (bol 1) a velocidad más baja en tres (o más) tandas. 

7. Cuando la harina y se haya integrado por completo separa 1/2 taza de está mezcla (de harina y huevo) y viértela sobre la de leche y mantequilla para espesarla. Remueve.

8. Echa la leche espesada,  sobre la mezcla de huevo y harina (bol 1) poco a poco y mezclando con una espátula y movimientos envolventes.

9. Rellena las cápsulas de papel con la mezcla hasta cubrir 3/4 partes de su capacidad.  Hornea durante 20 minutos (preferiblemente calor arriba y abajo, sin aire). Estarán listos cuando la superficie haya adquirido un tono dorado y al pinchar con un palillo en el centro del bizcocho éste salga limpio. Deja enfriar los cupcakes en la bandeja. (Si los desmoldases inmediatamente el papel podría despegarse del bizcocho, y eso no interesa para nada)

10. Cuando estén fríos, pincha la superficie de cada uno de ellos varias veces con un palillo o con un tenedor. Después humedece cada pastel con un pincel de uso alimentario untado en el sirope de café que tenías reservado hasta terminar el sirope. (En caso de no tener pincel vierte el sirope a cucharaditas sobre la superficie). Deja que reposen 30 minutos antes de decorarlos con la crema.


11. Para el frosting de mascarpone. Monta la nata con las varillas eléctricas, a velocidad media-alta, hasta que esté firme y comience a formar surcos amarillentos. (Cuidado con montarla demasiado porque se cortará).



12. En otro bol bate el mascarpone con el azúcar glasé también con varillas, hasta formar una mezcla suave.



13. Incorpora la nata montada a la mezcla de mascarpone y azúcar con movimientos envolventes, con cuidado.



14. Cubre la superficie de cada cupcake con cantidad suficiente de crema. (Para hacerlo puedes utilizar una manga pastelera, una espátula o un cuchillo, como yo).

15. Conserva los cupcakes en la nevera y espolvorea cacao en polvo al momento de servir.



NOTAS
1. El cacao puro en polvo no es lo mismo que preparados de cacao azucarados tipo nequik y cola-cao. 
2. Los cupcakes se conservarán en buen estado durante varios días e incluso mejorarán de un día para otro. Se deben conservar en la nevera una vez cubiertos con la crema de mascarpone.

FUENTES
1. Marta Stewart, Cupcakes 175 inspired ideas (libro)
2. Marta Stewart, Tiramisu cupcakes (video)
3. María lunarillos, cupcakes de tiramisú