Currucas Blackpoll

Publicado el 09 septiembre 2015 por Jamesnava123

Las aves son un prodigio de la naturaleza, independientemente de su tamaño. Algunas de ellas nos sorprenden y nos maravillan, como lo hace la Curruca Blackpoll, un pequeño pájaro capaz de emigrar sin escalas entre 2.270 y 2.270 kilómetros, que ya son kilómetros, ¿eh? Y en sólo tres días. Un ave prodigiosa esta chiquitina curruca, que vive en los bosques boreales de Nueva Inglaterra y Canadá. No es tonta, no.
Durante décadas los especialistas sospechaban de esta inusitada actividad migratoria de la curruca, pero ha sido ahora cuando se ha confirmado que esta ave cantora se desplaza cada otoño directamente hacia América del Sur en busca de climas cálidos. Lista que nos ha salido la curruca.
Un equipo de biólogos ha publicado en Biology Letters las pruebas que han conseguido de estos viajes, que apenas duran dos o tres días, con breves paradas en lugares como Puerto Rico, Cuba, las Antillas Mayores, hasta llegar al norte de Venezuela y Colombia.
El trabajo que han realizado Bill DeLuca, un investigador de la Universidad de Massachusetts Amherst, con otros colegas de la Universidad de Guelph, Ontario, Canadá, el Centro de Vermont para Ecoestudios, y otras instituciones, es muy valioso porque permite entender y conocer las rutas migratorias que conectan las tierras de reproducción templadas a zonas tropicales en el invierno, y confirman uno de los vuelos más largos sin escalas sobre el agua jamás registrados por un pájaro cantor. En suma, una de las hazañas migratorias más extraordinarias que tienen lugar en el planeta. Y la llevan a cabo las currucas sin aspavientos y sin llamar la atención de los medios de comunicación.

Mientras que otras aves, como los albatros, los correlimos y las gaviotas, son conocidas por sus vuelos transoceánicos, la curruca, también denominada reinita rayada, emigra audazmente donde algunos de sus parientes no se atreven a viajar. La mayoría de las aves migratorias que pasan el invierno en América del Sur toman una ruta continental hacia el sur a través de México y Centroamérica. Un aterrizaje en el agua sería fatal para la pequeña y aventurera curruca, que vuelve a sus lugares de origen en Vermont y Canadá en primavera.
Los pequeños geolocalizadores que se han utilizado para seguir sus rutas de emigración, han permitido comprobar que los viajes de las currucas se realizan directamente sobre el Atlántico. Para el vuelo, las aves construyen sus reservas de grasa y comen tanto como sea posible, en algunos casos duplicando su masa corporal, por lo que pueden volar sin necesidad de agua ni comida. Hay que ser muy curruca para hacer esto. No lo hace cualquiera. De hecho, es un viaje peligroso y se calcula que sólo la mitad consigue regresar al año siguiente.
Otras aves también realizan largas migraciones, por ejemplo, desde Alaska, pero todavía no se han estudiado. Lo que está claro que es que la curruca es una de las aves más intrépidas, se atreve con estas rutas peligrosas y nos sorprende por su valentía.
Otra lección de la naturaleza. El ave más pequeña haciendo el viaje más peligroso. Impresionante.