Curso: Cómo vender servicios de traducción (II) – Mis especialidades y la competencia

Publicado el 03 septiembre 2013 por Esanchezleon

Muchas gracias a todos por la acogida del curso durante el día de ayer. Espero que le resulte de utilidad a alguien. Vamos con la lección de hoy.

Cómo vender servicios de traducción (II) – Mis especialidades

Semana 1, día 2

Ayer veíamos en la introducción que para poder ofrecer nuestros servicios como traductores es importante que pongamos por escrito qué hacemos, cómo lo hacemos y por qué. Hoy ahondaremos en un tema bastante relacionado con el qué hacemos: en qué nos especializamos.

Ya decía el refranero español aquello de “Aprendiz de todo, maestro de nada”, una máxima que está más de actualidad que nunca. Es habitual pensar que a mayor número de especialidades, más oportunidades tengo de encontrar algo, por aquello de no cerrarse a nada. Pero sin una o varias especializaciones, es como dar palos de ciego. ¿A qué clientes nos dirigimos? ¡Pues a todos! ¿Cómo busco clientes? Me apunto a todas las ofertas de Proz que se publiquen y mando mi CV a todas las empresas que pueda. Acotar nuestro campo de acción puede facilitarnos mucho las tareas de marketing y ventas y, al contrario de lo que pueda parecer, con una buena estrategia, tocar a la puerta de 1000 empresas puede salirnos mucho más a cuenta que tener que tocar a la puerta de 10 000. Y aquí no hay distinciones entre agencias y clientes directos, en ambos casos contar con especialidades es clave.

Así que volvamos a nuestro Excel de GDrive y anotemos todos los campos y áreas que conozcamos y, a ser posible, que nos atraigan. Si quieres traducir textos médicos durante los próximos X años, más vale que te guste el tema. :) Tampoco debemos descartar aficiones o actividades que puedan darnos conocimientos sobre determinados ámbitos. Por ejemplo, alguien que sea o haya sido jugador federado de algún deporte puede ser un excelente traductor en ese campo. La clave está en descubrir si hay mercado para nuestras especialidades y determinar si son rentables, pero eso lo haremos la semana que viene. Todo a su debido tiempo.

Sé concreto con tus especialidades

No te limites a “traducción técnica”. Te puede encantar la traducción técnica, pero seguro que no te entusiasma de la misma manera el manual de instalación de un motor de un buque que el manual de un teléfono móvil. Junto a la columna “Especialidades” he añadido la de “Campo genérico” porque nos puede resultar útil más adelante.

Como ejemplo para esta actividad, he elegido tres especialidades: Contratos, interpretación en congresos médicos y traducción de literatura juvenil.

La competencia o ¿quién ya hace lo mismo que yo?

El siguiente paso es uno de los más divertidos: estudiar a la competencia. Es decir, ¿quién hace lo mismo que yo? Si voy a ofrecer servicios de traducción de contratos, tengo que saber si alguien lo está haciendo ya, cómo lo hace, etc. ¿Dónde buscamos a la competencia? En esta etapa no hay que complicarse mucho: una búsqueda en Google basta. ¿Qué hacemos si no encontramos competencia específica? Puede significar dos cosas: que no hay clientes para tu especialización o que nadie se ha preocupado de buscarlos todavía. Ya lo veremos con detalle cuando hablemos de quiénes son nuestros clientes.

Ahora, centrémonos en la competencia. Partiendo de las tres especialidades, busco en Google y sorprendentemente me encuentro con que “traductor de contratos” solo arroja dos páginas de resultados. Aparecen varios perfiles de Proz y Linkedin, pero realmente ninguno es el de un traductor que se venda exclusiva o casi exclusivamente como traductor de contratos. Muy interesante. Contratos se traducen todos los días, ¿quién los hace entonces? Hagamos uso del “Campo genérico” y busquemos “traducción jurídica” en Google, a ver con qué nos sorprende. Ahora los resultados son bastante diferentes: 15.300 resultados. No está mal. En la primera página solo hay un resultado relevante y es el primero: el dominio traduccionjuridica.es que es la página web de Ruth Gámez y Fernando Cuñado. En la primera página de resultados en Google también aparece su blog y su Twitter un poco más abajo. Podría repetir este ejercicio con otras combinaciones de palabras de este ámbito, pero voy a pasar a las siguientes especialidades no sin antes anotar en el Excel lo que he averiguado hasta la fecha.

Al buscar “interpretación en congresos médicos” solo obtengo dos resultados y son poco relevantes. Tras usar distintas combinaciones, los resultados relevantes aparecen con “interpretación médica”: varios blogs de intérpretes y varias páginas de agencias. Las añado a la lista.

En el tercer caso, “traducción de literatura juvenil” tampoco arroja muchos resultados. Hay un perfil de Linkedin y una cuenta de Twitter y poco más. Interesante. De las diferentes combinaciones que pruebo, “traductora de literatura juvenil” vuelve a mostrar varios perfiles de Linkedin y solo cuando busco “traducción literaria” obtengo más resultados, aunque no hay webs de traductores o agencias en la primera página de resultados.

Al finalizar la búsqueda de todas las combinaciones que se nos ocurran y que podemos hacer extensiva a otros idiomas, tendríamos un cuadro como este:

Esta es la tarea para hoy: definir nuestra competencia en las diferentes especialidades que nos interesan. A veces, puede ser complicado encontrarla, pero en el caso de la traducción la competencia no suele faltar. :) Y eso es bueno porque es un indicio de que hay mercado.

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