Crítica. Música. –“Curvas de nivel”ELECTRIC BUFFALO+HAMMERCROSS+VIENTO DEL NORTE+RADIOACTIVE MONKEYSPlaza de Feijoo, Oviedo.Viernes 12 de septiembre de 2014.En geografía las curvas de nivel son las líneas que unen en un mapa todos los puntos que tienen igualdad de condiciones y de altura. Bien diferentes son las que nos encontramos en el concurso de rock, bandas de diferentes estilos, condiciones y, por supuesto, categoría. Esta circunstancia resultó muy acusada en el primer día del Concurso de Rock de Oviedo. Abrieron Hammercross, los mejores del lote con mucha diferencia, una banda ya hecha y contrastada. Rock afilado que conecta con el stoner-rock, el grunge y el rock escandinavo pero que ha ido elaborando una propuesta que fluye más allá de las influencias. Eso que llamamos personalidad, en un cancionero contundente que suena con fuerza y convicción. Incluso me recordaron a los legendarios vizcaínos Los Clavos en momentos como el penúltimo tema que tocaron en un set vibrante. En el polo opuesto, en la parte inferior de las curvas de nivel, se situó el dúo Viento del Norte. Su folk melifluo e ingenuo nos transportó a una fiesta de fin de curso de primaria en el salón de actos de cualquier colegio. Guitarra o teclados y flauta, una voz femenina por domar y unas canciones para olvidar hicieron el resto. Radioactive Monkeys se situaban estilísticamente en las antípodas de sus predecesores: rock combativo con letras de contenido social. Al cuarteto se le notaba su bisoñez sobre los escenarios a pesar de los intentos de su cantante. No sonaban nada empastados y se les notaba aún muy faltos de ensayos y escenarios. Les queda un futuro de trabajo para superarse.La actuación del grupo invitado debería ser algo parecido a una lección magistral para quienes han actuado primero. Ver sobre las tablas a gente de la experiencia de Alejandro Blanco, Álvaro Bárcena y Wilón debería ser un magnífico regalo para quien esté deseoso de aprender. Tan sólo componentes del primer grupo a concurso se quedaron a ver a Electric Buffalo. Juzguen ustedes, pues. La lección fue imprescindible para quien quiera empaparse de su rock teñido de aroma sureño, potente o reposado (los aspirantes al concurso hubieran podido disfrutar del banjo maravilloso de Ángel Ruiz, por ejemplo), que en manos de un trío de su nivel acaba captando a toda la vieja guardia de los habituales de Feijoo con amplias escuchas. Tras unos inicios dubitativos, todo acabó por ajustarse para un sólido tramo final digno de la trayectoria de sus protagonistas.
MANOLO D. ABADFoto: ELOY BELTENÉPublicado en la edición papel del diario "El Comercio" el domingo 14 de septiembre de 2014