Custom Madelman: Ramón Serrano

Publicado el 08 abril 2010 por Eugenioolivares
El 16 de abril de 1945 el ejército soviético lanza su ofensiva contra Berlín. Miguel Ezquerra, ex miembro de la "División Azul" y capitán de las Waffen-SS, estaba al mando del Einsatzgruppe Ezquerra. Cuántos y quiénes eran sus integrantes no está claro: unos 250 españoles, quizás en su totalidad, de las Waffen SS, además de supervivientes de las divisiones Charlemagne y Wallonie, también SS. En su libro Berlín, a vida o muerte, el propio Ezquerra cuenta (de forma un tanto novelesca) la defensa desesperada del Reichstag. El 30 de abril el cerco ruso se cierra alrededor de la Cancillería, la Postdammer Platz y la Puerta de Brandemburgo. Ante la avalancha de los T-34, y llevándose algunos por delante con los panzerfaust, Ezquerra y los suyos escapan por la Friedrichstrasse, atrincherándose cerca del búnker; allí, la MG-42 de Ramón humeaba bajo la ligera lluvia, mientras escupía sobre Iván.

Trascurrido algún tiempo, y junto a niños de las Hitlerjugend, intentan abrirse paso por el puente Havel. Los que no murieron bajo el fuego ruso, vuelven junto al búnker para rendirse. Ezquerra y alguno más logran refugiarse en la Embajada de España, mientras que al resto de los supervivientes de su grupo les esperaban nueve años en los campos de prisioneros de Stalin. Ramón Serrano, internado en un campo de concentración soviético, se reencuentra con algunos antiguos camaradas de la Blau. En 1954, los supervivientes de los gulag de Stalin volvían a España. Entre ellos no estaba el Sturmmann Serrano. Había muerto dos años antes de escorbuto.

Ramón Serrano, el Madelman que presento es un Waffen Sturmmann der SS, servidor de ametralladora MG 42 y perteneciente al Einsatzgruppe Ezquerra. Situado en el primer piso de un almacén cercano al búnker de Hitler, aprovecha unos minutos para fumarse un pitillo, antes de que el infierno ruso caiga sobre él.

A Ramón se le daba bien manejar la MG 42. Cuando estuvo en la "División Azul" se familiarizó con el modelo anterior de esta arma, la MG 34, pero la que llevaba ahora le hacía sentirse más seguro. Sin embargo, la altísima cadencia de fuego de la MG 42 (entre 1.200 y 1.800 disparos por minuto) era también uno de sus peores inconvenientes: excesivo consumo de balas. Por eso, Ramón lleva toda la munición de 7,92mm con la que ha podido cargar. Además, la elevada cadencia de fuego también provocaba un calentamiento excesivo del cañón, que tenía que ser substituido con celeridad. Esa era la tarea de su compañero el Cargador, pero ahora no estaba a su lado. Esto era lo que más preocupaba al Sturmmann Serrano.
Entre calada y calada, Ramón mira por la ventana y aprieta los dientes. No hay marcha atrás: está donde ha querido estar. Retumban las cadenas de los T-34. Ya vienen…

(Las fechas y episodios referidos en este relato son históricos. También lo son los nombres, salvo el de Ramón Serrano. Cualquier semejanza de lo contado sobre este personaje con la realidad es pura coincidencia. Tampoco hay intención ideológica alguna en esta entrada)