Cuando vas a ver a Cyan, sabes de antemano que vas a encontrarte con la energía de Javi Fernández sobre el escenario, que reparte muy bien y a partes iguales, sobre las teclas de su piano o las del mini teclado electrónico que le acompaña, a la vez que rasca las cuerdas de su guitarra y su voz. Sin embargo, y a pesar de la estrechez de la sala elegida para su último concierto (inadecuada a todas luces, por lo pequeña que se le quedó al grupo), lo más sobresaliente el pasado viernes en la Sala Siroco de Madrid, fue la contundencia del sonido de este quinteto catalán, al que se le nota que ha aprovechado muy bien el verano, no sólo para sacar un Ep con cuatro canciones más que notables, sino también, para rodarse por todos aquellos macro festivales en los que han conseguido colarse, amén de las grabaciones de videoclips caseros dentro de las aguas del Mar Mediterráneo incluidas. Pues los que ya les vimos en la Sala Boite de Madrid hace unos meses, pudimos quedarnos con esa sensación de franca y acertada mejoría de un grupo, que si toda va bien, está llamado a estar en los primeros puestos del escalafón indie nacional, aunque su música, una mezcla entre pop-rock y el power pop, no desentonaría en las grandes cadenas radiofónicas que diariamente nos anuncian “lo más” de la música española.
Las herramientas para atesorar todo lo dicho, son tan escasas como elementales, pues sólo les ha hecho falta componer un puñado de buenas canciones, a las que han sabido dotar de brillantes melodías y casi mejores letras, pues ya en este momento de su carrera, no hay que pasar por alto, que la mayoría de sus seguidores cantan sus temas como si lo hubiesen estado haciendo toda la vida, lo que hace dinamitar la fina e invisible línea que los pudiera separar de sus artistas favoritos, porque Cyan (y sobre todo Javi Fernández) se mostraron muy cercanos a su público, y muy enchufados desde el primer momento, no dejando decaer en ningún instante esa capacidad para aunar fuerza, ritmo y sentimiento en el setlist que eligieron, y por el que pasaron canciones como Volando Eléctrico (que sirvió para comenzar el concierto), o grandes clásicos de su repertorio como Esos niños, Las Cenizas del verano o En mi Nave, que supieron arropar muy bien con la versión de Quique González de su hit Salitre, todo un petardazo sonoro y musical que consiguió deleitar a todos los asistentes.
En definitiva, Cyan nos demostraron el otro día en la Sala Siroco de Madrid, lo bien que les ha sentado el training de los Festivales veraniegos, pues los han invertido, para cubrirse de una pátina musical y de puesta en escena que concierto a concierto les llevará sin duda hasta lo más alto del panorama musical español.
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel.