Cyrano

Publicado el 18 marzo 2022 por Gerardo Pérez Sánchez @gerardo_perez_s
“Cyrano” es ya la tercera versión cinematográfica que veo sobre Cyrano de Bergerac (la cuarta, si se añade aquella adaptación libre y moderna que fue “Roxanne”, de Fred Schepisi). No obstante, este proyecto de 2021 constituye, sin duda, el más arriesgado y original de todos ellos. El hecho de que esté ideado como un musical supone una novedad respecto a sus predecesores, pero además sus innovaciones trascienden al género al que pertenece. La imponente nariz, característica del mítico personaje, da paso también a su pequeña y singular estatura aunque, fundamentalmente, lo que más llama la atención es la ecléctica narrativa que combina una filmación moderna con una historia tradicional y aderezado con un estilo al mismo tiempo dramático y cómico que, junto a su escenografía musical, ofrece un espectáculo difícil de catalogar.

En mi opinión, el resultado ha de calificarse de mayoritariamente positivo, si bien en algún momento tal mezcolanza genera cierta confusión en el relato y una extraña sensación en el espectador. Tal vez el reto se tornaba demasiado elevado. Aun así, la valentía de la propuesta y el acierto de diversos elementos artísticos logran un holgado aprobado que, incluso, roza el notable. La película resulta creativa, visualmente atractiva, sonoramente acompasada y a cargo de destacadas interpretaciones. Tan sólo en determinadas partes del metraje se vislumbra un leve desorden, no se sabe si fruto de una improvisación desacertada o de una intencionada forma de creatividad.

Dirige la cinta el británico Joe Wright, autor de las magníficas “Expiación. Más allá de la pasión” y “Orgullo y prejuicio”, y de las interesantes “Anna Karenina” y “El instante más oscuro”. Presentó un desafortunado e impropio borrón en su filmografía con “La mujer en la ventana”, pero retoma el vuelo con esta revisión de “Cyrano”. El realizador ha demostrado habilidad para la narración cinematográfica, así como brillantez para la plasmación de emociones ante la intensidad de una buena historia.

Cyrano de Bergerac se alza como un ser adelantado a su tiempo. Deslumbra en cualquier enfrentamiento, tanto por su afilado ingenio verbal como por su habilidad con la espada. Sin embargo, su enanismo le empuja a considerarse indigno del amor de una joven de la que está prendado. Entre tanto, ella termina fijándose en otro hombre, avivando de ese modo el ingenio del espadachín y desencadenando la tragedia.

El largometraje opta al Oscar al mejor vestuario, mientras que en los Globos de Oro recibió dos nominaciones (mejor película en la categoría de comedia o musical y mejor actor protagonista). En los recién entregados BAFTA británicos recibió las candidaturas a mejor película británica, mejor vestuario, mejor maquillaje y peluquería y mejor dirección artística.

Las letras de las canciones llevan la firma del matrimonio formado por Matt Berninger y Carin Besser, y la autoría de la música recae sobre los hermanos gemelos Aaron y Bryce Dessner. Ambos trabajos se ponen al servicio de un espectáculo visual y coreográfico que contribuye a la grandilocuencia de las escenas. Obviamente, ni la partitura ni el film se sitúan a la altura de “West Side Story” (sea el de Spielberg, sea el de Jerome Robbins y Robert Wise), pero alcanza un tono atrayente que, pese a su falta de continuidad, provoca un regusto agradable hasta el final de la proyección.

Encabeza el reparto el popular actor Peter Dinklage, muy conocido gracias a la serie televisiva “Juego de tronos” y a sus relevantes interpretaciones en “Tres anuncios en las afueras” o “X-Men: Días del futuro pasado”. Su talento queda fuera de toda duda y, a pesar de que su físico le condiciona desde el punto de vista profesional, engrandece la esfera artística de las obras en las que interviene. Le acompañan Haley Bennett (“Los siete magníficos” de 2016, “La chica del tren”), Kelvin Harrison Jr. (“Waves: Un momento en el tiempo”) y Ben Mendelsohn (“Rogue One: Una historia de Star Wars”, “El caballero oscuro: La leyenda renace”).