Hasta el 10 de mayo está disponible a través de la plataforma Filmin la última edición del D'A Film Festival, muestra dedicada al cine de autor que se celebra en Barcelona desde el año 2011. La necesidad de reinterpretarse con motivo de la pandemia del coronavirus y el aislamiento consecuente ha provocado cancelaciones y retrasos en festivales de cine de todo el mundo, pero también la reconversión momentánea en muestras cinematográficas digitales. Esta pandemia que ha cambiado el mundo para que, probablemente, no cambie nada, también ha provocado que los responsables de festivales tengan que plantearse nuevas formas de captación de espectadores. Por lo que pudimos ver ayer en la Jornada Profesional Online "Repensar los Festivales: El plan A, B y C", no parece que los directores de festivales españoles tengan una actitud especialmente abierta a modificar sus formatos de encuentro físico tradicional. Al menos los directores de festivales como Sitges y Sevilla, mientras que otros como D'A Film Festival (1 al 10 de mayo) y Docsbarcelona (20 al 30 de mayo) han tomado la decisión de reconvertirse por este año en una opción online. Pero de estas Jornadas Profesionales hablaremos en otro post más adelante.
Nuestro recorrido por la programación del D'A Film Festival comenzó ayer con la Retrospectiva que se dedica a la directora austríaca Jessica Hausner. Hoy nos detenemos en una de las principales secciones del Festival: Direccions, una especie de Sección Oficial que ofrece una selección de películas de directores destacados.
Nuestras recomendacionesEl prolífico director alemán Werner Herzog nos ofrece otra muestra de documental "sui generis" con Nomad: In the footsteps of Bruce Chatwin (2019), que es un homenaje muy personal al escritor inglés, amigo personal y compañero de viajes, que falleció víctima del Sida en 1989 a la edad de 48 años. La trayectoria personal y profesional del director y el escritor les llevó a colaborar juntos en varias ocasiones, especialmente cuando aquel realizó la película Cobra verde (Werner Herzog, 1987), adaptación del libro de éste "El Virrey de Ouidah", un estudio en torno al comercio de esclavos que está entre sus mejores obras. "Yo no soy el protagonista", dice Werner Herzog en un momento de la película, cuando un entrevistado le pide que cuente anécdotas sobre Bruce Chatwin. Así, el entrevistador se convierte en entrevistado, y quizás ésta sea una de las mejores formas de describir su último documental. Porque Nomad: In the footsteps of Bruce Chatwin es, ante todo, un homenaje emocional ante el recuerdo de una amistad. Pocas veces hemos visto a Werner Herzog emocionarse delante de la cámara, y aquí muestra, con cierto pudor, sus sentimientos cuando recuerda al amigo. Pero, sobre todo, capta nuestra atención con esas anécdotas que cuenta él mismo, o a través de otros personajes que tuvieron relación con el escritor. Ciertamente, el director tiene un estilo muy característico, y el documental es, una vez más, disperso, sigue diferentes caminos, toma atajos, y tiene en definitiva la marca de la casa. Pero estamos ante una de las películas más personales de Werner Herzog, y ante una hermosa oda a la amistad y a la aventura.Otro viaje interesante es el que nos ofrece el director japonés Kiyoshi Kurosawa en su última película, To the ends of the Earth (2019), que fue la clausura del Festival de Locarno, otro de los festivales que este año ha decidido cancelarse, y reconvertirse en Locarno 2020 - For the Future of Films, una iniciativa enfocada al apoyo de proyectos de cine independiente estableciendo vías de contacto con la industria. Conocido a nivel popular por sus incursiones en el J-horror, cine de terror japonés, Kiyoshi Kurosawa es también un excelente narrador de dramas con cierto poso sentimental, como Tokyo Sonata (2008) o Viaje hacia la orilla (2015). En esta ocasión, la película surge como un encargo por el 25 aniversario de las relaciones diplomáticas entre Japón y Uzbekistán, pero se desprende rápidamente de su condición de producto político-turístico para construir una interesante reflexión personal sobre el choque cultural entre dos países con formas de vida completamente diferentes. Aquí, la protagonista es una joven reportera que trabaja para un programa de televisión de viajes que se detiene en los tópicos turísticos. Hay en la película algunos momentos de comedia, pero también elementos de ese cine de género que ha marcado parte de la trayectoria del director, especialmente aquellos en los que vemos al personaje principal perdido en la ciudad, casi como si se tratara de una película de terror. Sabia decisión del director la de mantener los diálogos en uzbeko sin traducción, porque así el espectador se identifica con la confusión del personaje.
No perderás el tiempo Christophe Honoré es uno de esos directores habituales en el circuito de festivales, que el año pasado presentó en la Sección Un Certain Regard del Festival de Cannes Habitación 212 (2019), una película pequeña que aborda en tono de comedia la relación de la pareja a través de una mujer promiscua que mantiene relación con un buen puñado de amantes jóvenes al margen de su matrimonio. Cuando el marido se siente hastiado de sus continuas infidelidades, la protagonista decidirá pasar la noche en un hotel cercano, y en esa Habitación 212 comienza a vivir una especie de versión particular del "Cuento de Navidad" de Charles Dickens en el que se le presentan sus ex-amantes para hacerle reflexionar sobre su vida. Espléndida Chiara Mastroianni, que obtuvo el Premio de Interpretación en Un Certain Regard, estamos ante una de las películas más livianas de su director, y aunque resulta algo desequilibrada en su desarrollo, tiene esa frescura que en algunos momentos recuerda a las mejores comedias de Bertrand Blier. Al mismo tiempo, es un estudio psicológico sobre la relación de pareja, que aquí se destruye para volver a ser reconstruida: todo cambia para que no cambie nada.
La realizadora argentina Paula Hernández, responsable de títulos interesantes como Herencia (2001), ha estado casi diez años sin dirigir debido a circunstancias personales y dedicada más a la docencia. Su esperado regreso al cine lo ha realizado con un drama familiar que ha pasado por el Festival de San Sebastián. Los sonámbulos (2019) abraza sin pudor esa especie de subgénero del encuentro familiar en una casa de campo que acaba despertando los demonios más escondidos. La historia se desarrolla entre dos noches que acaban siendo catalizadores de estos demonios: la primera noche supone la entrada en la pubertad, el descubrimiento de la edad adulta, mientras que la última se convertirá en una pesadilla, que también supone un descubrimiento y un paso hacia la madurez, pero de forma dramática. Y la relación entre los miembros de la familia sufrirá el exorcismo de la intimidad: "Me odio cuando estoy contigo", dice la madre al marido. Pero a la directora le interesa más la relación entre madre e hija, aunque parece claro que entiende mejor el mundo de los adultos que el de los adolescentes, y por eso sus escenas son más logradas.
No pierdas el tiempoPor su trabajo en Roubaix, une lumière (2019), el actor Roschdy Zem logró este año el Premio César a la Mejor Interpretación Masculina. Y ciertamente el director Arnaud Desplechin centra buena parte de su película en su personaje, un policía responsable de la comisaría de Roubaix, que trata de aportar cierta amabilidad a su difícil trabajo. La historia está basada en el documental Roubaix, Commissariat Central, affaires courantes (Mosco Boucault, 2008), una especie de docudrama que acompañaba a la policía en la ciudad de Roubaix, y que se centraba en el asesinato de una anciana. Es precisamente la primera parte, la que hace un retrato general del trabajo policial, y especialmente la que perfila al personaje del policía de origen argelino, la que mejor funciona en este "polar". Pero cuando el interés del director se centra en el interrogatorio de dos sospechosas, la narración comienza a desequilibrarse y resulta reiterativa y cansina. Hay pocos elementos de suspense, o al menos están inadecuadamente utilizados, y el desmoronamiento emocional de las mujeres es aleatorio. En realidad, estamos ante un "polar francés" que no lo es, ante un enmascaramiento del drama envuelto an aires "chandlerianos", pero que no oculta su incapacidad para elaborar una trama interesante.
También en el terreno del cine negro se enmarca la película china Saturday fiction (Lou Ye, 2019), presentada en la Mostra de Venecia y ganadora de los premios a Mejor Director y Mejor Diseño de Producción en el pasado Festival de Gijón. La película se plantea como una historia de espías que se desarrolla en Shanghai unos días antes del ataque de Pearl Harbour, y que tiene a Gong Li como principal estrella. No sabemos qué es es peor, si un guión farragoso, confuso y deslavazado o el trabajo de dirección que aporta si cabe más confusión a la historia. El primero tiene la excusa de adaptar dos novelas, por lo que quizás el acoplamiento de estas dos historias haya acabado siendo imposible. El segundo es una opción de realización que no aporta nada en el entorno de cine negro, sino todo lo contrario. Ese uso constante de la cámara en mano resulta excesivo y caótico, especialmente en la recta final, en la que la acción toma protagonismo. El director, además, toma la decisión de rodar supuestamente en blanco y negro, pero con una absoluta carencia de profundidad que acaba ofreciendo una imagen digital plana y gris.