Esta magnífica esquela me anima a escribir una pequeña entrada sobre Don Samuel Ruiz el obispo emérito de Chiapas, pese a que lo sepultaron hace casi una semana allá donde el pidió ser enterrado. En San Cristóbal de las Casas, pueblo de los más marginados de México y el mismo que ya defendiera, hace mas de 500 años, Fray Bartolomé de Las Casas, obispo también en Chiapas como Don Samuel y grandes defensores de los indígenas, ambos. Y le enterraron en la explanada de la catedral ante casi 5000 fieles, en su mayoría indígenas, que se despedían de quien les había dado un lugar preferente en la Iglesia y digno en la sociedad chiapaneca. Será por eso que le llamaban el obispo de los pobres, el obispo de los desprotegidos o el obispo de los indígenas.
Tuve la ocasión de llevar a Don Samuel a Vallecas cuando participábamos en el XXII Congreso de Teología que organizado por la asociación de teólogos Juan XXIII se celebra todos los años en Madrid.
Ya me había enamorado su figura muchos años atrás, pues destacaba como la de los pocos obispos de los pobres que en el mundo han sido, desde Juan XXIII a San Romero de América, o de Helder Cámara a Pedro Casaldáliga.
Pero cuando reparé mas sobre su figura fue cuando en Albacete, en la parroquia de la purísima y convocados por el Comité Oscar Romero, mas de 40 organizaciones `participamos en un encierro/ayuno por Chiapas, ya que “Tatic” o “Tatic Sammy”, como así le llamaban los indígenas de la lengua Tzotzil, permaneció en su diócesis como obispo de San Cristóbal de las Casas durante 40 años, hasta que se jubiló hace 12 años.
Dicen que en el entierro se hizo muy presente la célebre Matanza de Acteal. Esa cruel masacre en la que perdieron la vida 45 indígenas tzotziles entre los que se hallaban 18 niños y 22 mujeres, a manos de 1000 paramilitares antizapatistas y que aún sigue impune. Como se recordará la versión oficial difundida por el Gobierno del entonces presidente Ernesto Zedillo, se atribuyó el ataque a disputas entre grupos locales tras formarse el Concejo Autónomo de Polhó.
Allá donde ocurrió la despiadada, cruel e inhumana masacre se alza la columna que podéis aquí al lado.
También este vídeo cuenta la verdad de lo ocurrido
Como le ocurriera a Monseñor Romero, Don Samuel fue inicialmente conservador como lo eran la mayoría de los obispos del momento, hasta el punto de ser inicialmente muy crítico con el comunismo por considerarlo incompatible con la fe cristiana. Pero claro, el contacto con la realidad, el ver el sufrimiento de su pueblo y su asistencia al Concilio Vaticano II, le hicieron cambiar.
Empezó formando diáconos indígenas, que celebraban sus misas en sus propias lenguas (en todas ellas dicen que subieron al altar a despedirlo); apoyó a las organizaciones sociales de izquierdas; fue mediador entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el gobierno mexicano cuando estalló la revolución zapatista en Chiapas; actuó como defensor, acompañante y protector de las madres de desaparecidos –las populares “doñas”-; y ya siempre, ferviente defensor de la paz y de los derechos y libertades de las comunidades indígenas con las que desarrollaba su particular Teología de la Liberación.
Por ello no dudó en denunciar las injusticias y a quienes las cometían ya fueran ganaderos, comerciantes, profesionales o políticos si trataban como esclavos o encomenderos a los indígenas. Trabajó contra el racismo tan presente en la diversidad de etnias frente a los mestizos, por ejemplo, y claro, aunque era molesto para los “coletos”, o grupos más conservadores, terminó ganándose el apoyo no solo de los indígenas, sino hasta el reconocimiento de prácticamente todo el mundo, incluido el gobierno mexicano.
Si te interesa una visión muy particular pincha aquí:
Comunicado del EZLN sobre la muerte de Don Samuel Ruiz
(MI HUMILDE CONTRIBUCIÓN AL DIA INTERNACIONAL DE LA PAZ)