Dahomey y su ejército de mujeres

Por Onsokumaru
Las mujeres guerreras de Dahomey, el único cuerpo militar totalmente femenino documentado  en la historia moderna. Fieras, despiadadas, valientes, disciplinadas y totalmente leales a su rey.
El actual estado africano de  Benín es el heredero del  Reino de Dahomey.  Los belicosos pueblos fon se unieron para formar un verdadero estado a mediados del siglo XVII, con una fuerte estructura militar, pero lejos de la imagen proyectada por el cine de una cultura que vivía en chozas rodeada de cerdos y gallinas con Tarzán imponiendo su ley, esta reino tenía  una corte con ministros y etiqueta.
Aquí la lista de los reyes de este curioso reino:
  • Gangnihessou (1600 – 1620)   fusionó los reinos de sus hermanos para formar Dahomey
  • Dakodonou (1620-1645)    "Dako" , un tío simpático, pero con fama de carnicero y sádico
  • Aho Houegbadja (1645-1685) sobrino del anterior, el Carlos III africano, un rey ilustrado
  • Houessou Akaba (1685-1708) hijo del anterior, sólo conocía la palabra "guerra"
  • Agadja (1708-1740)  consigue un puerto marítimo, independencia del reino de Allada
  • Tegbessou (1740-1774) su reinado tuvo más intrigas que en "Juego de Tronos"
  • Kpengla (1774-1789) extiende el imperio hacia el actual Togo y Nigeria
  • Agonglo (1789-1797) baja los impuestos y el primero en casarse con una europea
  • Adandozan (1797-1818) odiado a muerte por todos sus súbditos por torpe e ineficiente
  • Ghézo (1818-1858) el más querido de todos. Formalizó el cuerpo de las Abosi
  • Glélé (1858-1889) negoció con los franceses, fin del comercio de esclavos
  • Behanzin (1889-1894)  se peleó con los franceses, último rey independiente
  • Agoli-Agbo (1894-1900)  un pelele de los franceses,  jefe del ejército del anterior rey
En 1715 consigue la plena independencia del reino de Allada a manos del Rey Agadja, éste había heredado de "Dako" un grupo de mujeres que se habían especializado en la caza de elefantes, pero gracias a su valentía (recordemos que en esa época el rey Juan Carlos I tendría que cazar elefantes a base de lanzas y flechas y no con un enorme fusil) o por falta de soldados masculinos ascendieron para convertirse en la guardia personal del monarca. Agadja las convierte en un cuerpo especial dentro del ejército, su punta de lanza, y se verá recompensado al conquistar gracias a esa furia berserker de las féminas la ciudad costera de Ouidah. Este puerto permitió la exportación de una valiosa "mercancía": los esclavos.
Muy dados al uso de esclavos para la economía local o para sus numerosas ofrendas humanas a sus dioses, éstos fueron intercambiados por mosquetes daneses para mejorar la fabulosa aptitud militar de las Abosi (el nombre local de las amazonas).
El reclutamiento se hacía de varias formas: voluntarias cansadas de una vida de ama de casa sin posibilidad de ver el "Sálvame", concubinas de palacio que preferían pasar el tiempo cortando cuellos a engendrar nuevos hijos al rey de turno o familias que entregaban a su hija por no encontrar marido (porque eran feas, por no ser complacientes, por ser rebeldes, etc..)
Un entrenamiento al más puro Navy Seals, ésta vez sin Demi Moore, las convertían en portentos físicos, las desarraigaba de su entorno familiar y a la vez las unían entre sí. Marchas agotadoras, sobrevivencia en la jungla sin alimentos, luchas continuas y una disciplina inquebrantable las hacían más valiosas que sus compañeros masculinos. Su única finalidad era la guerra y no entendían otra forma de vida que no fuera degollar y beber la sangre derramada por sus sables.
Formaban cuatro cuerpos militares: las Gulenento o “artilleras”, armadas con fusiles de fabricación local; las Nyekplonento, conocidas también como las “segadoras”, equipadas de machetes; las Gohento o “arqueras” armadas con flechas de puntas ganchudas como anzuelos; las Gbeto, apodadas las “cazadoras”, especializadas en el hostigamiento al enemigo.
Esa filia por la sangre de los demás se encontraba en el equivalente a nuestro  día de Todos los Difuntos. Una vez al año y para conmemorar la muerte del rey anterior sacrificaban una cantidad considerable de esclavos, por un parte se despeñaban desde los muros de palacio hacia el pueblo llano para que los feligreses desmembraran con sus propias manos a los infelices escogidos para ello. La otra parte de los esclavos se reservaban a las guerreras, los encerraban en una especie de corral hecho con las espinosas ramas de acacia, muros que las Abosi deberían escalar sin quejas a pesar de las numerosas heridas que las espinas les producían. La recompensa de las 50 primeras que llegaban a la plataforma era poder degollar a los esclavos maniatados que allí se encontraban.
Los sacrificios humanos se generalizaron a todos los estamentos de la sociedad. Su religión vinculaba fuertemente el mundo de los vivos con el de los muertos. Y para que un difunto pudiera disfrutar en la otra vida de la misma que llevaba antes de su defunción les proporcionaban los esclavos necesarios para tal fin. En nuestra lista de Reyes de Dahomey se podrían incluir sus numerosas esposas que voluntariamente (o no) se suicidaban para acompañar a sus esposos recién fallecidos. Si en vida los reyes estaban rodeados de mujeres y esclavos, entoces al morir...
Otro festival popular en las que participaban estas cariñosas mujeres era en la elección del siguiente poblado para ser arrasado. La comandante Abosi se acercaba al rey, daba su  argumento  para acabar con la civilización rival y el Rey daba su consentimiento. Toda una alegría para el resto de su ejército femenino, deseosas de estar ocupadas degollando y coleccionando cabezas y genitales ( sus souvenirs de guerra)
Un ejemplo era la toma de una ciudad, mientras los hombres se lanzaban al pillaje y celebrarlo por todo lo alto, ellas buscaban por los páramos cercanos a los enemigos sobrevivientes. Si les daban caza respetarían en todo momento los tratados de Ginebra sobre prisioneros de guerra: arrancar las orejas, cortar dedos, vaciar los ojos, etc... Al cuarto día los llevarían delante del Rey para degollarlos y finalizar su sufrimiento. Cuando terminaba el festín sanguinario ellas se daban al alcohol, a sus cánticos guerreros y al baile hasta que el cuerpo aguantara.
Ellas capturaron la ciudad de Okeadon cuando escalaron sobre las paredes durante la noche, abrieron la puerta del interior mientras el resto de sus hermanas entraban  en la ciudad a sangre y fuego, coleccionando tantos cráneos que el Rey de Dahomey construyó un trono de ellos y todavía tenía suplementos para decorar las paredes de su palacio real, otra muestra de sus habilidades como representantes del buen rollo entre civilizaciones.
Todo el palacio estaba lleno de mujeres que, por supuesto, pertenecían al Rey, y a la puesta del Sol no se permitía el acceso a palacio de ningún hombre, excepto los numerosos eunucos que servían en la corte.
 Así que las mujeres de su guardia personal también eran de su propiedad, formando nominalmente parte de su nutrido grupo de esposas, las guerreras tenían que ser mujeres vírgenes o mantener el estado  célibe mientras servían en la milicia, ya que en estado de buena esperanza no podían luchar.
Este selecto grupo de combate eran tabú para los demás hombres del país, si una oficial del cuerpo abandonaba el palacio la acompañaba  un esclavo que hacía sonar una campanilla, de esta forma los súbditos del rey sabían que una mujer guerrera paseaba por el lugar y lo recomendado era darle la espalda, no ver y no tocar, si algún osado descerebrado quería sentir la suave piel de una amazona acabaría con sus huesos abonando los campos
Las guerreras formaban la guardia personal del  reinante, éste no se fiaba de ningún hombre y no se permitía a nadie una aproximación demasiada cercana a él. Un ejemplo eran las recepciones en palacio, cualquier súbdito debía cubrirse la cabeza con polvo para demostrar lo poco que representaban al lado de su Graciosa Majestad y si éste deseaba que se acercaran  ellos lo debían hacer arrastrándose cual vil gusano y no a menos de 10 metros de él, exceptuando a los hombres blancos y a los chamanes.
Características de todos los reyes de este país era su idea de que lo eran TODO y todo les pertenecía, los impuestos eran numerosos: aduanas, cosechas, ganado, artesanía, caza  y si no llegaban para sufragar las interminables guerras que solían tener con sus vecinos, los reyes no  dudaban en confiscar aquellos bienes que se les antojaran (al fin y al cabo eran semidioses).
Para la recaudación de impuestos  el gobierno poseía sacos de guijarros, éstos representaban cada individuo, edad y sexo de los poblados. Una forma eficaz para mantener un censo actualizado y que ningún poblado pudiera convertirse en un paraíso fiscal para defraudar.
Ya hemos hablado de lo importantes que era la trata de esclavos para la economía local y para los contactos con las potencias europeas, con el rey Ghezo el Imperio creció hasta su máximo explendor, ocupando todo el actual Benin y buena parte de Nigeria y con sus respectivos puertos marítimos. Pero llega el problema de la cruzada británica para acabar con la trata de esclavos, la revolución francesa con sus ideales sobre las libertades y democracia  y en general el repudio de los países europeos sobre la esclavitud. Aquí entra en juego un nuevo mercado, el aceite de palma.  Así prohibió su tala, lo convirtió en árbol sagrado y empezó a tomar contacto con comerciantes marselleses. Aquí es donde empieza su etapa dorada y a la par su decadencia... me explico, aumentaban sus ingresos por la venta de aceite, pero suscitó el interés de Francia por la región. Se instalaron en Porto Novo, un vasallo de Dahomey, lo declararon protectorado francés y empezaron los primeros roces "non gratos" entre las dos potencias.
Los reyes de Dahomey se creían los únicos hombres libres sobre la Tierra así que no se sentían intimidados por las fuerzas francesas. No dudaron en atacar una ciudad bajo la protección de Francia, las Abosi asaltaron los muros, prendieron fuego a la ciudad y al encontrarse con el gobernador asido a una bandera francesa y asegurando que la tricolor lo defendería, las guerreras lo decapitaron  y envolviendo su cabeza con la misma bandera se lo entregaron a su Rey como una ofrenda.
Empezó la 1º guerra Dahomey-Francia entre 1889-1890, acabando con un tratado de paz beneficioso para los dos partes, Francia se quedaba con la ciudad de Porto-Novo y a cambio entregarían 20,000 francos anuales a Dahomey.
Como era de esperar ninguna de las dos partes quedarían con los brazos cruzados. El rey Behanzin se dedicó a comprar cañones, fusiles, ametralladoras y granadas a los simpáticos comerciantes alemanes que veían una excelente oportunidad de negocio y a la par dañar los intereses franceses de la zona. Los franceses empezaron a llevar más tropas en su centro neurálgico de Porto-Novo, Legión extranjera, caballería senegalesa y tropas de Infantería de Marina, en total unos 2,000 hombres frente a los 12,000 del rey Tiburón (cada rey de Dahomey tenía un sobrenombre).
Curiosamente el general francés, Alfred-Amédée Dodds, encargado de acabar con el escollo que suponían los mandatarios de Dahomey para sus intereses geo-estratégicos era un octoroon, es decir, 1/8 de su sangre era perteneciente al continente africano.
A pesar de la valentía legendaria de las Abosi no pudieron competir con la moderna maquinaria bélica europea y el rey Behanzin acabó pasando sus últimos días exiliado entre Martinica y Argelia.
Los franceses buscaron un sustituto entre la familia real y al único que encontraron dispuesto a ser un pelele fue el anterior jefe del Ejército, todo un tránsfuga, Agoli-Agbo disolvió el cuerpo de guerreras y finalmente fue depuesto por los mismos franceses que le dieron la corona.
De las 4,000 Abosi que componían este peculiar ejército sobrevivieron unas 50. Parece ser que la vida civil no estaba hecha par ellas, ser un guerrero con privilegios de hombre en una sociedad paternal y machista no encajaba en sus mentes. Algunas siguieron peleando contra el ejército invasor, como guerrilleras o haciéndose pasar por prostitutas, en este caso no era para transmitir alguna enfermedad venérea sino para cortarle el cuello al ingenuo francés mientras dormía.
En la villa de Kinta murió la última Abosi, en el año 1978, contando con más de 100 años. Se acababa así la leyenda de las mujeres guerreras del reino de Dahomey