He aquí, el carnicero de Sevilla, Gonzalo Queipo de Llano. Un "hombre" que cuando se sentó en Unión Radio Sevilla le cogió el gustillo al asiento y a eso de la radio.
Desde ahí, como si fuese el presentador del tiempo, predecía todo lo que iba a ocurrí en los pueblos andaluces, avisando a los pueblos que iban a ser atacado y lo que estaba dispuesto e iba a hacer con ellos. Sembrando el terror con sus sanguinarias palabras.
A los hombres simpatizantes con la legalidad democrática republicana, les decía que iban a ser acallados con un tiro en la cabeza y sus mujeres violadas por sus tropas, los verdaderos hombres, ya que ellos (milicianos y demás) no eran más que una panda de maricones.
Hoy las investigaciones, por parte de arqueólogos e historiadores, señalan miles de muerto bajo sus órdenes. Entre ellas, por poner algún ejemplo, la de dos grandes personalidades, Federico García Lorca y Blas Infante.
Cabe recordar que Queipo de Llano junto a su mujer se encuentran enterrados en la Iglesia de la Macarena, en Sevilla. Allí, en una iglesia que tiene que predicar la paz y el amor al prójimo, se encuentra uno de los grandes genocidas del siglo XX. Y, si esto no fuera poco, la virgen de la Macarena lleva puesto el fajín oficial de Queipo de Llano, paseándolo por barrios donde Queipo y sus tropas asesinaron a centenares de personas.
¿Cómo puede llevar la virgen una prenda que lleva tanta sangre tras de sí? ¿Cómo puede estar un hombre que ha matado a tantas personas enterrado en una iglesia? ¿Cómo puede haber tantas personas, y entre ellas sevillanos/as, que no conocen estas cosas?
A continuación transcribo un fragmento radiofónico de G. Queipo de Llano, creo que nos hará ver, claramente, la imagen de lo que fue este personaje:
"Estamos decididos a aplicar la ley con firmeza inexorable: ¡Morón, Utrera, Puente Genil, Castro del Río, id preparando sepulturas! Yo os autorizo a matar como a un perro a cualquiera que se atreva a ejercer coacción ante vosotros; que si lo hiciereis así, quedaréis exentos de toda responsabilidad. Al Arahal fue enviada una columna formada por elementos del Tercio y de Regulares, que han hecho allí una razzia espantosa".
"¿Qué haré? Pues imponer un durísimo castigo para callar a esos idiotas congéneres de Azaña. Por ello faculto a todos los ciudadanos a que, cuando se tropiecen a uno de esos sujetos, lo callen de un tiro. O me lo traigan a mí, que yo se lo pegaré".
"Nuestros valientes legionarios y Regulares han enseñado a los cobardes de los rojos lo que significa ser hombre. Y, de paso, también a las mujeres. Después de todo, estas comunistas y anarquistas se lo merecen, ¿no han estado jugando al amor libre? Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricas. No se van a librar por mucho que forcejeen y pataleen"
"Ya conocerán mi sistema: Por cada uno de orden que caiga, yo mataré a diez extremistas por lo menos, y a los dirigentes que huyan, no crean que se librarán con ello: les sacaré de debajo de la tierra si hace falta, y si están muertos los volveré a matar".