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MÚSICA
Dalila sin Sansón
Publicado el 01 febrero 2015 por
Pablosiana
@pablosiana
Sábado 31 de enero
, 20:00 horas
. LXVII Temporada de Ópera de Oviedo, segunda función:
Samson et Dalila
(
Camille Saint-Saëns
). Entrada de última hora:
15 €
. Fotos del autor, ©OperaOviedo y
Facebook
®
.
Oviedo ha estado más de
medio siglo esperando
por recuperar este "
Operatorio
" como bautizó
Pachi Poncela
la
obra del francés
antes de subirse el telón, y volvía a "gallinero" como en mis primeros años, para escuchar por vez primera un título que además de lo
novedoso
tenía muchos
acicates
para escaparme al templo lírico carbayón a pesar de los truenos, relámpagos y granizo que parecieron formar parte de la propia escena. La prensa asturiana, de la que dejo algunas páginas al final, se hizo eco del último título de la temporada, y el estreno del jueves presentaba claros y nubes como la climatología.
Volvía para gozo de sus muchos seguidores asturianos el malagueño
Carlos Álvarez
en el rol de
Sumo Sacerdote
, también el australiano
Stuart Skelton
del que todavía recordamos su
Peter Grimes
hace tres años
, nuestro bajo asturiano más internacional
Miguel Ángel Zapater
, también el recordado
Max Valdés
al frente de una
OSPA
que le sigue teniendo cerca en
oficio y recuerdo
, más naturalmente el protagonismo de la mezzo
Nancy Fabiola Herrera
en un momento dulce de una carrera bien enfocada que la hace triunfar allá donde va.
Un contratiempo salvado
"in extremis"
lo tuvimos con el tenor
Skelton
, aquejado de una infección de garganta desde hace dos semanas que en la primera función se limitó a actuar sin cantar, siendo "su voz"
Dario di Vietri
el feliz recambio para un rol como el de
Sansón
que no se encuentra fácilmente. Para esta segunda representación el italiano estuvo directamente en escena, que comentaré más adelante, y a día de hoy es probable que cante las dos que quedan, como comprobaré desde
Mieres
con la proyección de la tercera función en distintos puntos asturianos, una vez degustada "in situ".
El
resultado global
fue satisfactorio y equilibrado para una ópera sin sobresaltos, bien escrita, fácil de seguir, con momentos álgidos, movimientos escénicos conseguidos y dificultades no siempre captadas por un público que casi llenó el Campoamor, aunque no sea una obra que el aficionado conozca de memoria. La dirección de escena excelente a cargo de
Curro Carreres
, conjugando elementos cercanos en el tiempo (el libro del último título lo recoge perfectamente) con guiños de una calidad estética altísima subrayada por un vestuario apropiado y una iluminación apropiada aunque algo tétrica para algunos. Las fotos de la propia Ópera de Oviedo son buena muestra.
El coro que dirige
Patxi Aizpiri
volvió a estar a su altura, presente en casi toda la ópera fue capaz de subrayar la acción, incluso entre bastidores, algo siempre delicado y bien resuelto, o protagonizarla directamente, especialmente las voces graves en ese coro de inspiración gregoriana, más empastado que las voces blancas, que también tuvieron su intervención.
Verdadera maravilla la inclusión de los bailarines
Manuel Badás
y
Sonia Blanco
con coreografía de
Antonio Perea
para la
Bacchanale
, de una plasticidad bellísima en la parte del último acto, mientras la
OSPA
se mostró realmente cómoda bajo la dirección del maestro
Valdés
, volúmenes respetuosos con los cantantes, lirismo instrumental bien concertado y presencia sin excesos en las introducciones o la "Bacanal" antes comentada.
Saint-Saëns
le otorga un papel casi cinematográfico que nunca molesta y siempre se agradece incluso en el último piso, y el chileno volvió a recordarnos su magisterio también en el foso.
El elenco vocal estuvo en esa línea de equilibrio pero algo menor en los distintos filisteos solistas que no brillaron como se podría esperar. Bien el bajo ovetense
Zapater
en su breve intervención como
viejo hebreo
, llenando escena con presencia física y vocal dotada de un grave redondo sin forzar volúmenes, en parte por una orquesta comedida en matices. Destacado el
Sansón
di Vietri
por el esfuerzo en gustar y cumplir desde una voz algo desigual en el agudo pero homogénea en el medio y grave. Su actuación fue creciendo a lo largo de los tres actos, destacando el conocido dúo con
Dalila
del segundo y su tercer acto atado a la columna o ese final suspendido que seguramente Skelton no hubiese mejorado. En cuanto pula detalles como la sensación calante en los pianos y cierto engolamiento, estoy seguro que volveremos a saber de él porque tiene un timbre más que agradable.
Esperado el
Sumo Sacerdote
Carlos Álvarez
que se mostró felizmente recuperado, su timbre mantiene el color, su línea de canto es de elogiar, sigue impresionando sobre la escena pero faltando esa pizca de fuerza que asombró antes de su obligado paréntesis, y que como en otras lesiones, el miedo parece atenazar o perder confianza, aunque este papel le hace bien al barítono malagueño y resultará una buena inyección de moral.
La auténtica triunfadora de la noche fue
Nancy Fabiola Herrera
que encarnó una
Dalila
embaucadora, sensual, madura, conocedora de todos sus
recursos
. El aria "
Primavera
que comienza" del primer acto convenció aunque lo que nos respigó fue el dúo del segundo y fueron
nuestros corazones los que se abrieron a su voz
, incluyendo al propio Sansón. Una auténtica dama de la lírica que se volcó en un rol perfectamente perfilado.
No cabe duda que sin ser una ópera de masas, este
Samson et Dalila
nos dejó buen sabor de boca global, apostando de nuevo por la mezcla de títulos de siempre con otros casi olvidados e incluso algunos estrenos. Ya está avanzada la próxima temporada en la misma línea, con
Walkiria, Nabucco, Bodas, Bohème
y la novedad de
El Duque de Alba
de
Donizetti
que esperamos no sirva para meter miedo como a los niños holandeses, y de mantener repartos equilibrados estoy seguro que el público seguirá en aumento y la crisis seguirá supliéndose con trabajo. La calificación global de esta temporada, en la que solo me perdí
Barbero
, es notable.
Prensa regional
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