'Damas en bicicleta', de F. J. Erskine

Publicado el 07 septiembre 2015 por Carm9n @Carmenyamigos
Decía un columnista del Sunday Herald en 1891, "Creo que una mujer en bicicleta es lo más vicioso que he visto en toda mi vida, y Washington está llena de ellas. Pensaba que fumar era lo peor que podía hacer una mujer pero he cambiado de idea". "'The New Woman'", en palabras de Peter Zheutlin, "was the term used to describe the modern woman who broke with convention by working outside the home, or eschewed the traditional role of wife and mother, or became politically active in the woman’s suffrage movement or other social issues." ("'La Nueva Mujer' era el término usado para describir a la mujer moderna que rompía los convencionalismos trabajando fuera de casa, o que evitaba el rol tradicional de esposa y madre, o se involucraba políticamente en el movimiento sufragista y en otros asuntos de índole social.") Y a esa Nueva Mujer emergente la bicicleta le dio independencia y contribuyó a la consecución de sus derechos. Les ayudó a acercarse a su destino: libertad, independencia e igualdad. E incluso modificó la 'filosofía' de la vestimenta. Se inicia el despertar, que diría Kate Chopin, pedalada a pedalada... Y, como vemos y como siempre, no con la aquiescencia de todos.
Y en este contexto se sitúa el libro que hoy acerco hasta aquí. Damas en bicicleta es un compendio de consejos y recomendaciones varias para aquellas osadas damas y señoritas de la buena sociedad victoriana que deseaban emprender el arte del pedaleo, sobre esas "máquinas de raigambre obrera" que era la bicicleta, con seguridad pero sin perder en el intento el decoro y la elegancia propios de su condición. Publicado en 1897 el libro nos traslada a ese tiempo en el que la irrupción de la mujer montada en bicicleta por las calles de Londres todavía despertaba muchos recelos y consideraciones. Los más preocupados alegaban el menoscabo que podría producir en la salud de la mujer e incluso la posible y más que improcedente y escandalosa excitación de los genitales femeninos con el sillín (a lo que pronto se puso remedio con los llamados sillines "higiénicos")... y solo las más valientes y decididas enfrentaban el reto.  Nada se le escapa a la señorita Erskine en Damas en bicicleta: desde consejos sobre la compra de la mejor bicicleta, el análisis de las partes de la máquina y su funcionamiento, hasta la ropa interior más adecuada ("¡Lana! Lana arriba, lana abajo, lana por todas partes"), la vestimenta exterior ideal para el campo o la ciudad ("En el universo ciclista es esencial contar con unos pantalones bombacho con corte perfecto en lugar de faldas", "la falda partida o falda pantalón") y el calzado, sin olvidarse de la alimentación ("Un huevo batido en la leche, al que añadiremos una buena cucharadita de whisky, resulta un magnífico reconstituyente para la ciclista que ha perdido súbitamente sus fuerzas"),  y sin dejar pasar algunos sabios consejos sobre la postura sobre las dos ruedas; desde lo necesario para una excursión ciclista de fin de semana- toda una aventura- a lomos del nuevo 'poni', la recomendación de no caer en los ridículos juegos de carreras de "tonta la última", hasta cómo circular por la ciudad, cómo soportar las vulgares groserías por parte de ciertos viandantes, mostrarnos la posibilidad de entretenidas gymkhanas ciclistas en el parque o jardín...
Damas en bicicleta nos permita un acercamiento atractivo, con divertidas e interesantes curiosidades- aunque algunos consejos parecen hoy en día ridículos, es verdad- a una época en la que se abrían los horizontes de la mujer y se ampliaban sus perspectivas, pero en la que seguían inevitablemente limitadas por los convencionalismos victorianos. La Nueva Mujer iba a buena marcha, tomando posiciones sobre las dos ruedas de su bicicleta, pero todavía llevaba bajo su indumentaria los viejos corsés victorianos. Muchos kilómetros quedaban por pedalear. Quedan aún por pedalear.  Lo dicho, una singular, interesante y amena lectura.