Damnatio memoriae
Condenar el recuerdo de un enemigo tras su muerte fue práctica habitual en el arcaico imperio romano. Sucedió, entre otros, con el emperador Lucios Septimius Severos. En Almonte, municipio español de la provincia de Huelva (localidad conocida gracias a la Virgen del Rocío), algunas almas despiadadas, incultas y retrógradas, aún mantienen viva, dos mil años después, la extinta tradición romana. Y como no tenían emperador negro para condenar, la tomaron con Gertrudis Gómez de Avellaneda, brillante poetisa, escritora, periodista y dramaturga decimonónica. Y no por ser negra, que no lo era. Su pecado: haber escrito el más grande epistolario amoroso de la historia de la literatura española. Suponían atrevida y fuera de lugar la osadía, impropia de su sexo. Machismo en toda regla.
En 2011, hermandades y coros acompañantes, en absurda y abierta lucha (con la venia de la Corporación municipal de entonces), lograron, de la manera más villana posible, su añorado objetivo: derribar el único monumento erigido en toda España a doña Gertrudis Gómez de Avellaneda, un estorbo a la moral y a las buenas costumbres de algunos en la citada localidad. Suponían a la excelsa poetisa demasiado libertina. La consideraban como lo peor (Satanás con falda, roja y masona) por el solo hecho de haber escrito aquellas cartas de amor a su enamorado de entonces, el almonteño Ignacio de cepeda y Alcalde, y también por hacerse llamar «Amadora de Almonte», alias que no merecía, según ellos creían.
He aquí el resultado de la pesquisa realizada in situ por un grupo de jóvenes investigadores, autores del proyecto: Relación epistolar entre Ignacio de Cepeda y Alcalde y Gertrudis Gómez de Avellaneda, el valor del patrimonio y los prejuicios sociales por encima del amor. III premio Humanitas para jóvenes investigadores. Facultad de Humanidades Pablo de Olavide, IES La Palma del Condado. Sin ellos, sinceramente, hubiera sido imposible componer este post. En La divina Tula estamos infinitamente agradecidos al equipo y a su asesora, por el material cruzado e investigado. El resultado total del trabajo, que además del tema tratado, analiza otros contenidos, muchos de ellos insólitos, podrá disfrutarse próximamente en edición impresa realizada por el Ayuntamiento de La Palma del Condado.
El historiador [de Almonte] D. Muñoz Bort ha hecho intensas gestiones para hallar el banco y a fecha de 26 de junio del presente año [2017] nos ha confirmado que el monumento fue golpeado por un camión accidentalmente; desmontado y finalmente arrojado a la basura. La Corporación socialista municipal del año 2011, en que ocurrió el desafortunado accidente, fue presionada por las hermandades que habitan y transitan por la Plaza del Cristo, donde se hallaba ubicado el banco, para que no volviera a colocarse una mujer de semejante fama en tal lugar.
Y después de conocer este atropello, veamos lo que promociona, aún, el blog oficial de ALMONTE ROCIO CULTURAL, referente al citado monumento:
Este monumento [un banco] en memoria de la célebre escritora Gertrudis Gómez de Avellaneda, nacida en Puerto Príncipe (Cuba), el día 23 de marzo de 1814, está situado en la recoleta Plaza del Cristo. Es de mampostería revestido de piedra caliza y tiene unas dimensiones de 3‘20 m. de alto por 3´75 de ancho. En la cerámica colocada en el monumento, aparecen dos arcos que sostienen un arco y sobre ellos un frontal semicircular. Dentro del arco está dibujado un óvalo y dentro de él se ve la efigie de la Avellaneda [copia del retrato, óleo sobre tela 125,4 cm X 94,6 cm pintado en 1840 por Antonio María Esquivel]. Adosada a esta primera cerámica se encuentra otra, en la que se lee una frase de la escritora que hace alusión al pueblo de Almonte [«Escríbame usted: si absolutamente no quiere dirigir las cartas a mi nombre, puede rotularlas a Doña Amadora de Almonte, nombre algo bizarro, que creo no corre peligro de hallar tocayo»]. Unas volutas rematan esta segunda cerámica. Flanquean al monumento dos palmeras que lo embellecen y dan un aire caribeño al mismo. (2)Según la inapelable huella de Google a través del tiempo, solo las palmeras se mantienen, vivas.
Nos llama la atención otro monumento en Almonte, el de La tolerancia, erigido sobre un pedestal en la plaza de España. «La tolerancia» consiste en una peana cuadrada de ladrillos vistos, de la que emerge una columna cilíndrica de mármol blanco, que sostienen un globo terráqueo. En cada uno de los lados laterales de ésta peana aparece la leyenda: igualdad, justicia, libertad y pluralismo político. Este monumento debería ser visitado por las hermandades de la plaza del Cristo y sus acólitos coros para que comprendan el valor y significado de cada palabra. Aunque también puede que se convierta en su más próximo (inmune) objetivo: destruirlo.
Triste es recordar las razones por las que fue derribado el monumento. «Recuerden los que condenan a una escritora por su vida privada que son ellos los que están condenados al olvido eterno. Ignacio de Cepeda y Alcalde fue un prohombre almonteño, pero en el mundo es conocido por ser el gran amor de la vida de Gertrudis».
Manuel Lorenzo AbdalaCoordinador general del bloghttp://www.ladivinatula.blogspot.com
Notas:(1) Lucius Septimius Severus fue emperador del Imperio romano de 193 a 211, con el nombre oficial de Lucius Septimius Severus Pius Pertinax Augustus. Fue el primer emperador romano de origen norteafricano (negro), en alcanzar el trono y el fundador de la dinastía de los Severos. Tras su muerte fue proclamado Divus por el Senado. Su madre Fulvia Pía descendía de una familia en la que se combinaban, a través de una serie de matrimonios, ciudadanos italianos con habitantes del Norte de África. Por su condición y origen norteafricana (raza y color), algunos trataron de condenar en el olvido su recuerdo, pero la historia pudo más que los deseos de algunos: damatio memoriae, condenar el recuerdo.
(2) Salvo lo escrito entre corchetes, el texto ha sido extraído en su totalidad del blog oficial de ALMONTE ROCIO CULTURAL
http://www.almonterociocultural.blogspot.com.es/2014/01/guia-de-almonte_1387.html