Volviendo al piloto de The X Files -que hacía por lo menos tres lustros que no veía- deciros que casi no lo recordaba pero que me ha producido muy buenas sensaciones. Ya sé que voy con la lección aprendida, que ya he visto el futuro de los personajes y todo lo que está por venir, pero siempre es interesante echar la vista atrás y revisitar los pilotos de nuestras series favoritas.
El capítulo en cuestión, guionizado por Chris Carter y dirigido por Robert Mandel, no empieza con la conocida cabecera ni con la música de Mark Snow. En su lugar aparece un texto que avisa de que la historia “está basada en hechos reales”. El piloto introduce y perfila de forma clara y efectiva a los personajes. El escepticismo y el amor por la ciencia de Scully están ahí desde el primer momento. La pasión de Mulder por la búsqueda de la verdad y su humor y ligereza ante el peligro, también. A Dana Scully la conocemos en la oficina del Jefe de División Scott Bevlins, personaje que volveremos a ver pero cuya importancia palidece frente a lo trascendental que será, para la mitología de The X Files, el fumador silencioso que ronda los pasillos.
La trama se desarrolla en Oregón y la serie, que se rodó durante varias temporadas en Vancouver (Canadá), sabe sacar provecho a ese escenario con amplios y frondosos bosques, carreteras perdidas, pequeñas localidades y cielos plomizos. Ese entorno será una constante que acabará convertida en una de las señas de identidad de la serie. También tendremos el momento linternas, cualquier fan de la serie sabe a lo que me refiero con eso así que no voy a seguir con el tema.
Lo más interesante es ver como sientan las bases de la relación entre Mulder y Scully. Se nota que intentaron darle un sesgo romántico al asunto y plantar la semilla de una atracción entre ambos. Eran otros tiempos, otra forma de entender y hacer televisión. Menos mal que luego aparcaron esa idea y se dedicaron a consolidar una relación profesional y personal entre iguales repleta de compañerismo, respeto y mutua admiración. La TSNR de The X Files fue una de sus mejores bazas durante muchos años. Con el paso de las temporadas la hicieron evolucionar hasta que llegó lo inevitable. Ojo, que para este regreso ya se ha anunciado que Mulder y Scully no son pareja. Veremos que nos tienen que ofrecer.
Es curioso ver como Mulder no tiene ningún problema en contar su historia a Scully, en hablarle de su hermana, de su búsqueda, de los misterios y de que sabe que alguien intenta sabotearle. Sin embargo, lo único que sabemos de Scully, a nivel personal, es lo poco que le cuenta al jefe de División en su despacho. Mulder es pasional y excesivo, Scully centrada y comedida.
Han pasado casi 22 años desde que se emitió el piloto de The X Files y el capítulo ha mantenido su frescura pese al paso del tiempo. Sigue siendo un capítulo entretenido, bien contado, bien dirigido y con interpretaciones por encima de la media. Puede que quienes se acerquen a él por primera vez se horroricen ante la calidad de la imagen y la estética. Seguro que todo les parece viejo y manido pero The X Files es la madre del procedimental moderno. Un respeto que estamos hablando de una serie que ayudó a que la pequeña pantalla empezase a mirar hacia arriba preguntándose hasta donde podía llegar.