Dando la nota aún más fuerte: nunca mejor dicho

Publicado el 08 junio 2015 por Juancarrasco @JuanCdlH

“Que sí, que sí, ya verás como no te arrepientes, que es una peli fresca, con buenos chistes, romántica y con muy buena música”, me convencía alguien que ya no figura en mi lista de contactos ante mi desesperante falta de posibilidades que comentar en este humilde espacio semanal… Total, que acabé no exento de prejuiciosos recelos investigando las supuestas virtudes de esta comedia todotaquillera mundialmente exitosa (sobre todo en Estados Unidos), para sentirme nadando contra una marea de inverosímiles elogios y con la sensación final tras su visionado de haberme sometido a una colonoscopia ejecutada con una lima de presidiario.

La cosa no empieza mal, con un par de gags efectivos. Uno de ellos, que hace recordar aquello que decía un sabio director manchego de “hagas lo que hagas, ponte bragas”, da pie a la decadencia de un exitoso grupo femenino de canto a capella, orgullo universitario (el libreto se encarga de resaltar que a falta de cultura alguna de unos estudiantes que no saben donde está Copenhague, hay que buscar el orgullo en deportes y monerías variadas…), esta pandilla de supuestas jovencitas, cualquiera sabe tras tanta capa de maquillaje, se topan con el autobloqueo y con la rivalidad de un grupo de alemanes malísimos vestidos de negro que pugnan por la supremacía capellística mundial. No voy a insultar la inteligencia de mis respetados lectores omitiendo revelar que al final ganan los buenos. Y sí, respondo afirmativamente a la pregunta de si no me avergüenza soltar esta sarta de clichés chungos y trillados como supuesto armazón argumental de la criatura, pero es lo que hay tras ordenar un poco el sinsentido que realmente nos plantea la cinta, que es peor aún de lo que suena.

La actriz Elizabeth Banks, con muy poco demostrado aún en su campo, se atreve a meter el hocico en la dirección de este batiburrillo chistoso que en mi caso no logró movimiento facial alguno más allá del enorme enarcamiento de la ceja izquierda, y que me hace sentir un bicho raro cuando oigo o leo los divertimentos ajenos ante el “derroche de creatividad y salero de este grupo molón y trasgresor como para tirarse de los pelos de los tobillos”. Juro solemnemente que me pongo en situación de un grupo de chicas de instituto que se pongan a verla antes de una fiesta de pijamas, pero aun así no soy capaz de verle el relleno a esta tarta de tofu con cobertura de fondant. Porque supuestamente estamos ante una oda feminista al desmelene y al anti barbiegirl, pero semejante simpleza no merece calificativo alguno más allá de peliculita flojísima que pretende aprovechar el tirón comercial de la primera parte, con algunas gracietas que más o menos pueden gustar y con pésimo sentido cinematográfico. Respeto enormemente todas las opiniones, incluidas las que piensen o digan lo peor de mí “por no captar la esencia de la obra”, pero donde no hay, no hay, y además está vacío. No me negarán, estén o no de acuerdo con mis sensaciones, que la frase promocional del cartel que pontifica “Van a sacudir el mundo” es apenas un pelín exagerada… Aunque debo admitir, todo sea mencionado, que los números musicales sí que están bastante bien. ¿Algo es algo?

Dirección: Elizabeth Banks. Título original: Pitch Perfect 2. País: USA. Duración: 115 min. Género: Comedia, musical. Intérpretes: Anna Kendrick, Brittany Snow, Hailee Steinfeld, Rebel Wilson, Anna Camp, Skylar Astin, Ben Platt, Elizabeth Banks, Adam DeVine, John Michael Higgins, Alexis Knapp, Freddie Stroma, Hana Mae Lee, Kelley Jakle, Karen Gonzalez, Katey Sagal, Brea Grant, Shelley Regner, Kristin McKenzie, Leticia Jimenez, Jodi Lyn Brockton. Guión: Kay Cannon; basado en el libro de Mickey Rapkin. Música: Mark Mothersbaugh. Fotografía: Jim Denault. Estreno en España: 22 Mayo 2015.