Las ficciones de institutos/universidades americanos siempre han sido una especie de subgenero dentro del imaginario colectivo. Desde Desmadre a la americana a Chicas malas, pasando por El club de los cinco hemos llegado a un punto de asimilar tanto estas ficciones que incluso en España hemos tenido nuestras aportaciones como la excelente Promoción fantasma. Ahora parece que el genero ha tomado el camino de la autoconsciencia y la referencialidad, uno de los puntos claves de la mencionada película de Javier Ruíz Caldera, y que es una de las fuertes de Dando la nota.
Resulta inevitable pensar en la serie Glee cuando leemos la sinopsis de Dando la nota: Beca (Anna Kendrick) es de esas chicas que prefiere escuchar lo que sale de sus cascos a lo que pueda decirle alguien. Al llegar a la universidad, no tiene cabida en ningún grupo, pero la obligan a unirse a uno que jamás habría escogido, formado por chicas malas, chicas buenas y chicas raras que solo comparten una cosa: lo bien que suenan cuando están juntas cantando a coro. Y un poco sí: están los freaks como protagonistas y las canciones como hilo conductor. Afortunadamente, no están la insultante moralina que destrozó la serie de Ryan Murphy.
Dando la nota prescinde de tirar de caras conocidas o televisivas tal vez por su escueto presupuesto y salimos ganando. Aunque sea Kendrick la cara más conocida y prestigiosa del reparto y, por tanto, la protagonista de la función la película no pasa por alto el buen hacer que hay que tener en este tipo de películas para los secundarios. Si habéis visto algún trailer parece que Rebel Wilson es la protagonista y la verdad es que de su boca salen las líneas más hilarantes del guión. Del mismo modo, el resto del elenco está a la altura.
Como no podía ser menos la selección musical es de primera, así como los números corales. Curiosa la mezcla de patetismo con cariño que se establece hacia estos concursos de cantarines que rozan (y a veces caen de lleno) en lo hortera. Dando la nota mantiene el equilibrio y sin resultar demasiado cínica consigue divertirnos y echar unas risas.